Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Señor Abascal

21/07/2024

Le cuento, aunque no lo lea. La primera vez que le vi en tertulias pensé: «Este señor es majo, qué bien razona». Pero pronto me di cuenta de que había un algo que no entendía y, cuestión de gustos, rechacé todo extremismo viniera de donde viniera. Hay miedo, créame. Miedo al mañana por la situación de la deriva que está tomando la política en este país con tanto enfrentamiento por el poder y división de instintos, lo que recuerda a algunos de aquellos momentos vividos cuando la bendita Transición. Desde entonces, no se había sentido tanta tensión a lo que ahora está ocurriendo. No hay seguridad. Pocos se atreven a hacer planes de futuro porque nada es seguro. Todo pende de un hilo. Si a esto se añade que hay quien sin escrupulosidad se cree con poderes ilimitados para proclamarse los amos del cortijo, repartir dones perdonando casos tremendos con el agravante, que los beneficiados se vuelven más conflictivos y amenazantes en lugar de agradecidos… ¡Cuánto ignoramos! 
Leo en prensa, por eso me dirijo a usted: «Abascal impone a Vox dejar los gobiernos para hacer agitación». ¿Agitación sin importar que si algo funciona un poco deje de hacerlo? La cara de los suyos es un poema. Pero, ¿dónde coloca a los ciudadanos? ¿A quién beneficia esa determinación casi en medio de una legislatura cuando no pueden parar lo que ocurre en esa parte de España? Como la mayoría, no entiendo todo lo inmoral que se cuece en política. ¿Cómo van a arreglar -todos- las necesidades de este país si cada jefe de partido, y son un montón a mandar, pretende implantar su propia doctrina o rompe por lo sano? Ayuso contra Sánchez. Sánchez contra todos, salvo los exceptuados. Hay gente que pasa hambre, entre ellos muchos niños. Se alquilan camas o sofás por horas mientras que España necesita gestión, no agitación. El Congreso, ya sin sus atribuciones, es el gran ejemplo. Y empleando la lógica: ¿cómo creer en las principales instituciones del Estado que deben ser prestigiosas por necesidad dentro de un régimen común si sus principios de igualdad los han  hechos añicos? La política no es un juego. Y de los ciudadanos, ni saben ni contestan. 

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