La frase la pronunciaba con bastante frecuencia un dirigente de la política catalana y no le iba nada mal. Confieso que, a pesar de no ser santo de mi devoción, tomaba nota de lo que pudiera ser aprovechable porque en este ciclo de manga por hombro que nos tocará vivir se encuentra Castilla y León y, dentro, nuestra ciudad y sus pueblos. Machacar sobre nuestras necesidades para no morir en el intento es una prioridad, pues nos estamos convirtiendo en un refugio de jubilados donde predominan los funcionarios y poco más. Que se siga confiando a base de titulares que no se cumplen por no haber ni un qué ni un cómo es fracasar. Cuando desaparece una empresa grande o una pyme donde hay muchas, la pérdida siempre será menor, pero que caigan una tras otra como fichas de dominó allá donde escasean es una tragedia. ¿Cuántos autónomos han bajado la persiana? Muchos. Pues desde el nuevo Gobierno capitalino no sé cuántas proposiciones y actividades iban a impulsar porque, decían, saber mucho para ayudar al comercio y a estas fechas, creo que no han comenzado. Miren. Con todo el respeto que merece nuestro Ayuntamiento, llevamos camino de quedar cuatro gatos. Según previsiones del Instituto Nacional de Estadística-INE-, se estima una pérdida de 11.000 habitantes. Y es la capital, la que debe tirar del carro y tomarlo muy en serio. Sería bueno que un día, para que no les coja el toro y lleguen los últimos, se adelantaran en ideas y hagan de esta ciudad una maravilla para jubilados. Sí. ¿Por qué no? Un algo para salir de casa y caminar con seguridad. Con rampas y ascensores accesibles en edificios públicos. Jardines cuidados. Calles limpias donde todas las aceras fueran transitables. Bancos limpios para todos a la sombra de setos y árboles. Un esfuerzo por los que vienen detrás y no huyan; una iniciativa arrastra a otra. Una ciudad cómoda y adaptable a la que posiblemente quisieran venir de otras provincias a vivir en esta España vaciada que ofrece tanto y hay que repoblar y, tal vez, el comercio dedicado a los mayores, que no deben desestimar, nos salvaría. No imaginan la cantidad de artículos y personal que necesitan.