Hace unos días conocíamos la jubilación de Ciri, bautizada merecidamente como la reina de las tortillas de patata, y vemos como el Asador La Encina permanece cerrado por vacaciones, con muchos rumores hace meses ya sobre su futuro; que nos gusta eso de especular y cotillear. Ella misma ha manifestado a este periódico que será alquilado o traspasado.
Son innumerables los amigos de otras latitudes a los que he llevado a probar su tortilla, y unas cuantas veces las que he comido en el comedor, donde solía pedir menestra de cordero y más pescado que carne, o en la zona de bar, en la que mollejas, jijas y un pincho de lechazo podían ser suficientes para un gran disfrute. Eso sí, en ambas ubicaciones, siempre tortilla.
La gran embajadora de nuestra gastronomía palentina (las patatas de La Valdavia o La Ojeda y la cebolla de Palenzuela) por fin va a poder descansar y disfrutar de una vida seguramente más tranquila, o no, pero al menos va a poder elegir. Quiero aquí, sin conocerla más que de saludarla en varias ocasiones, darle gracias y enhorabuena. Gracias Ciri por haber puesto a Palencia en el mapa, con algo tan difícil como la tortilla. Es más fácil coincidir en grupo sobre la mejor alineación titular de nuestro equipo que sobre la mejor tortilla, y tú has conseguido minimizar este debate durante varios años. 
Enhorabuena Ciri por una impoluta y larguísima trayectoria, afamada por la magnífica tortilla, pero en la que no desmereció nada el resto de la oferta, desde las mejores chacinas hasta los guisos y asados castellanos. Enhorabuena por los reconocimientos y galardones, por haber alcanzado la excelencia y haberla sabido mantener, y por haber convertido a La Encina y a Palencia en destino gastronómico de primer nivel.