Han leído bien, nuestros pueblos. El mundo rural –siempre del interior- se apaga de manera inexorable. Ya hemos superado el umbral de un proceso sin retorno, pese al duelo que conlleva tan sangrante afirmación. El presente se presenta gris, el futuro muy oscuro. En el caso de Palencia, dentro de diez años, habrán desaparecido alrededor de una docena de poblaciones. La evolución demográfica así lo señala y así se reconoce en la trastienda de las administraciones públicas locales, provinciales y regionales, sabedoras de la certeza de mi afirmación.
El envejecimiento, la despoblación, la dispersión y la mortalidad son los cuatro jinetes del Apocalipsis social, que no bíblico, protagonistas de la cruda reflexión que les traslado. Es irreversible a corto y medio plazo, a largo plazo depende de unas variables muy diversas y difíciles, por no decir que imposibles, de cambiar de tendencia. La comarcalización de servicios públicos -léase sanidad, educación, seguridad y otros dependientes de los gestores públicos-, lo mismo que otros servicios básicos –entiéndase servicios bancarios, alimentación, comercio, y otros dependientes de la iniciativa privada-, es la única respuesta inmediata para ofrecer una alternativa viable a las gentes de nuestros pequeños pueblos.
No me gusta la solución señalada, me gustaría más la opción de la supervivencia de los núcleos de población, recurriendo a potenciar los recursos de las administraciones locales, pero es un deseo imposible, y bien que lo lamento. Renunciando a nuestros pueblos, perdemos una parte muy importante de nosotros mismos, de nuestra rica y meritoria historia, de nuestro acervo cultural. Lo tengo clarísimo, pero ello no me pone una venda en los ojos y me lleva a adoptar la política del avestruz escondiendo la cabeza bajo tierra, para no querer ver lo que, desde hace décadas, lleva ocurriendo: el éxodo rural y la despoblación de la España interior.
Por la importancia y trascendencia del tema, les aseguro que desde esta humilde columna haré hincapié en este gravísimo problema social, económico, político y cultural. Hoy sólo planteo una cuestión de enorme relevancia y preocupación.