Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


La manipulación

19/11/2023

Los analistas políticos se están manifestando como renovadores del lenguaje. Cuando la actividad política alcanza la efervescencia, como es el caso, los periodistas que comentan y ofrecen su punto de vista sobre la actualidad, se muestran como auténticos renovadores del lenguaje. Y la actual deriva que los gobernantes están exhibiendo de modo impúdico-ya no se molestan en disimular sus auténticas aspiraciones-ofrecen un terreno propicio para que los periodistas que no ocultan sus afinidades ideológicas, alardeen de su capacidad expresiva retorciendo el lenguaje hasta extremos insospechados. Al ser el lenguaje el espejo perfecto que refleja el estado de la actualidad política, se observa la manifiesta inconsistencia de nuestra democracia y de las leyes que la sustentan. Y en el caso de los políticos, esas artimañas alcanzan el grado de escandalosas. El actual gobierno español no se molesta en ocultar el auténtico móvil de su política: su ilimitada ambición sustentada en la pertinaz mentira con que intenta acabar con la alternancia política en el gobierno instalándose en una autocracia despótica. El adjetivo progresista es un amplísimo paraguas bajo el que cabe todo: una cosa y su contraria. Incluso una ley regresiva como es la reciente Ley de amnistía, progresista y reaccionaria según convenga. Esta obscena manipulación del lenguaje alcanza su punto culminante en ella, aunque, bien es verdad, que, a pesar de los equilibrios que los redactores han debido hacer, no consiguen ocultar que esa malhadada Ley representa el mayor grado de corrupción política que se ha producido en nuestra historia democrática. Entre otras cosas, va contra la igualdad entre los españoles, que fue el argumento básico del Partido Socialista cuando sus dirigentes históricos defendían sus principios, pero que, en este caso, se traduce en una clara inversión de valores. En el actual gobierno en funciones hay tres magistrados-dicen que socialistas- que deberían abstenerse de firmar dicha ley felona, ya que va abiertamente contra los principios más elementales de la justicia. Aunque intente encubrirse, sin lograrlo, con un lenguaje torpemente manipulado.