Parece que nuestras fiestas mayores vienen a despedirnos de las vacaciones veraniegas alegrándonos el ánimo para que el retorno a la rutina no sea tan duro. San Antolín nos da una tregua retrasando un poquito el horario laboral, al tiempo que nos proporciona el disfrute de las ofertas festivas tan variadas y bulliciosas. Es una tradición muy arraigada en nuestra cultura que tiene su origen en la Edad Media con una finalidad comercial, ya que se trataba de vender los productos locales y dar a conocer su calidad. Cuando esta costumbre se instauró de forma estable, se buscó la protección del Santo Patrón que legitimara las fiestas y fijara su fecha en el calendario. De este modo, las fiestas populares se asentaron sobre dos pilares básicos: el comercial y el religioso. La celebración fue creciendo y complementándose con actividades culturales y deportivas muy variadas, pero el centro de ellas siempre ha sido el toro, animal totémico protector de la tribu en las mitologías de sociedades primitivas. La Fiesta celebra el toro como una lucha del hombre frente a la fiera, con la muerte entre ambos convertida, ya definitivamente, en un arte bronco y delicado a un tiempo. Se ha dicho que la tauromaquia es mucho más que un espectáculo porque ya se ha convertido en un género literario debido al interés artístico que contiene, lo que la inmortaliza. Los censores prohibicionistas no son conscientes de la grandeza de ese juego con la muerte en que el torero, en vez de apartarla de sí, la tienta, la provoca y la burla en un brillante baile que asombra y tensa el ánimo de los espectadores. La corrida de toros tal como hay la conocemos, nada tiene que ver con otros festejos populares en los que se juega con el toro de diversas maneras; la mayor parte de ellos ya no se practican, pero sí que tuvieron relevancia en el pasado, como el famoso Don Tancredo, descrito por Pío Baroja en su novela La busca y dibujado por Picasso en su Tauromaquia. En Palencia tenemos una feria taurina con carteles muy atractivos. También buenos aficionados que saben disfrutar del arte taurino y esperan impacientes la celebración del Patrón en el coso de Campos Góticos.