Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


A trancas y barrancas

04/11/2023

No hay nada más meritorio que conseguir alcanzar la cima sin dar ningún traspiés, por un camino lleno de cardos, piedras, y curvas, y llevarlo a cabo sin morir en el intento. Pues ahí estamos, y si lo logramos exigiremos que nos cuelguen un montón de medallas. Sí, porque es asombroso cómo han subido los precios. El día a día se complica, sobre todo en las ciudades. En los pueblos, practicando senderismo, llegamos sin gran esfuerzo a cualquier sitio. Pero conozco un matrimonio que reside en Madrid, y necesitan sin remedio trabajar los dos, porque tienen cuatro hijos pequeños y con un sueldo les resulta imposible
llegar a fin de  mes: Renta, casa, comunidad, cochera, gasolina, complementos escolares, y sobre todo el poder comer seis personas todos los días. A ella, la esposa, hasta hace una temporada le parecía que con su buena administración lo irían resolviendo, pero con la subida de recibos no ha tenido más remedio que ponerse a trabajar también. Considera que en ese sentido ha tenido suerte, porque ha entrado a servir en casa de los dueños de la suya y, de esa forma, al menos no paga el alquiler. Además son majos. Pero las dos viviendas están distantes, y algunas mañanas toma el autobús, otras veces  va andando, pero llega allí cansada porque necesita utilizar el camino más largo, ya que, a la vez, deja a los niños en el colegio, los recoge a la salida, y sólo tienen un coche que necesita su marido para acudir a su trabajo. Ayer me decía que si eso es vida, que venga Dios y lo vea y, sobre todo, que lo juzgue, pero que tienda una mano a los que sólo tienen dos y haciendo jornada intensiva. La buena o mala administración brilla por su ausencia, porque cuando escasea la parte imprescindible, sólo los santos consiguen los milagros, y dependiendo del estado de ánimo, a veces se inclina la impotencia por el derecho al pataleo. Pues... así es la vida.Y el sosiego es vital. Todos esos trajines repercuten en la salud y  no consiste la cosa en buscar más salidas, porque no existen. No habrá más remedio  que adaptarse, o  montar una granja en el campo y vivir como anacoretas, con cuatro tomates de la propia cosecha y, de vez en cuando, pescar algún cangrejillo por los arroyos cercanos. ¡Pues...no sé,.. pero yo, al menos, seguro que lo preferiría!