Mientras Judith Castro, concejala del Área de Impulso Económico del Ayuntamiento de Palencia, cree que dinamizar la capital consiste en celebrar ferias de fin de semana de degustación de cerveza o miel, otras localidades ponen en marcha proyectos serios de ciudad para atraer inversión, empresas y talento. Podría ponerles muchos ejemplos, pero me voy a centrar en el más reciente, el de Valladolid, donde la corporación municipal acaba de crear «Valladolid Now», una Oficina Municipal de Proyectos y Atracción de Inversiones que busca posicionar Valladolid como un referente para la inversión empresarial nacional e internacional.
Les sonará lo de una Oficina de Atracción de Empresas e Inversiones ¿verdad? Sí, era la propuesta estrella del programa electoral de ¡Vamos Palencia! y su creación fue la principal condición impuesta por ¡VP! en su acuerdo de gobernanza con el PSOE a cambio de hacer alcaldesa a Miriam Andrés. Año y medio ha pasado, y nada se sabe de la oficina. Un tiempo de choteo y toreo a ¡VP!, de múltiples escusas y escaqueos (solo falta que Carlos Hernández eche la culpa a los funcionarios), un tiempo aprovechado por Valladolid para adelantarnos por la derecha y crear su oficina. Me imagino la cara de Domiciano Curiel cuando se enteró de la noticia...
¿No sabrá este equipo de gobierno que, sin ese tipo de herramientas, Palencia no puede competir con otras ciudades para retener el talento de nuestros jóvenes, enriquecer el menguante tejido productivo de la capital y crear empleo? ¿No sabrá que hay que propagar a los cuatro vientos nuestras bondades en este campo porque, hoy por hoy, lo que no se conoce no existe? ¿No sabrá que Palencia tiene las mismas fortalezas que Valladolid como destino de nuevos proyectos empresariales porque ambas destacan frente al resto por su ubicación estratégica en el Corredor Atlántico, por su conexión y proximidad con Madrid, por la calidad de vida en ambas ciudades, y por el empuje de sectores clave como la automoción y el agroalimentario? Porque Palencia nada tiene que envidiar a la capital del Pisuerga en su capacidad para atraer empresas; lo que sí tiene que envidiar de Valladolid es el tener políticos municipales que, al menos en lo económico, están a lo que tienen que estar. ¿Hasta cuándo, Domi?