El Ayuntamiento capitalino dice que velará por la salud de mayores y empleados públicos. Esta buena noticia pone en marcha la escuela de ejercicios físicos para la prevención de caídas y estimulación cognitiva. La iniciativa sorprende gratamente y alegra un montón pues siempre es bueno dar respuesta a prevenir las temidas caídas. Sin entrar en lo que a los empleados públicos se refiere, ignoro,  si dentro de la población palentina solo se tiene en cuenta a los que tengan capacidad para caminar y, por tanto, quedan excluidos los apuros de algunas personas en sillas de ruedas, bastones, etc. Pues todos luchan firmemente contra la pereza, lo cual requiere poder respirar aire de calle. Los paseos son el más frecuente de los ejercicios recomendándose, un mínimo de dos kilómetros diarios y es la actividad física, en compañía o no, más popular desde la edad que quieran, puesto que de todo hay en la viña del Señor. Sería un milagro si la ayuda de este curso puede evitar las continuas caídas en cualquier escenario sin tener la necesidad de caminar por la calle como saltamontes. Porque es aquí cuando comienza una dificultad que para nada puede descartarse y, si no se tiene en cuenta… Los mayores y no tanto, en la actualidad, debemos adaptarnos a sortear numerosos obstáculos. No porque apetezca ir en busca de récords; sino, como es evidente, no hay otra solución y así procuramos adaptarnos en equilibrio entre la asimilación y el no hay más remedio en la difícil acomodación a lo que tenemos delante. La situación que solemos encontrar nada más salir a la calle, por mucha adaptación positiva que se le eche, tropezón y caída  pueden ser inevitables. Incluso a partir de los 60 hay gente que no está para ir esquivando escollos. Necesitamos ayuda para no tener que mantenernos con la vista pegada al suelo por el lugar obligado a pisar. Nuestra pequeña ciudad padece espacios, ubicaciones que hacen que se tenga la desagradable sensación de que «vivimos a medias» en lugares que no se encuentran en las condiciones adecuadas para muchas personas. Y, así, es muy difícil estar contentos cuando salimos a la calle y pensamos en volver a casa, perfectos y relajados.