Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


¡Salud y suerte!

16/12/2023

Estamos inmersos en estos días prenavideños y repletos de situaciones comparativas. Cuando en silencio, y dando rienda suelta a la imaginación ponemos en una balanza el hoy y el pasado,navideños, no sabemos bien con qué carta quedarnos. Yo, sinceramente, puedo asegurar que cuando estábamos por otros lugares, y mi padre nos decía que fuéramos preparando las maletas para desplazarnos a Castilla a pasar la Navidad, me ponía muy contenta. Es que durante aquella maravillosa niñez, todos querían llevarme a sus casas... a sus tertulias... y teniendo en cuenta que de los cuatro hermanos, yo era la única niña, pues aunque suene a chulería... ¡que sí, que me preferían! Y si estábamos en Magaz, me reclamaban de Palencia, de Quintana del Puente, de Baltanás... Y ahora, escarbando en el pasado, me sobrepesan más los recuerdos de algunas frases, o de algunos hechos que durante la niñez me dejaron huella por originales...porque se han quedado incrustados como a machamartillo, tanto que no pierden la oportunidad de aparecer de vez en cuando. De lo que no me cabe duda, es de que fui una niña muy repipi, y pongo un ejemplo: Durante una Navidad, y estando en Palencia, mi tía me llevó a jugar a una zona ajardinada, Yo me introduje por un sitio acotado y con mucho césped, y mi tía: --¡Sal cariño, que ahí no se puede pisar!--Y al parecer, respondí : --¡Pues yo estoy pudiendo!-- Y efectivamente, no cabía duda de que estaba pudiendo. Bueno, pues como somos una familia muy dada a sacar a relucir los arraigos, lo de --¡Pues yo estoy pudiendo! se quedó establecido, y entre bromas y veras... ¡Todavía, todavía lo ponemos a flote cuando contestamos en cachondeo! Y me ilusionaba ver como mi abuela preparaba en la cestita de mimbre, con tapadera, mi ropa, mi muñeca de trapo, mi libro de cuentos de Calleja, y tras mil besos y muchos consejos, yo me largaba a pasar unos días navideños en casa de aquellos tíos...con aquellos primos... Pues...¡bendito recordatorio! Y los pollos y las castañas se asaban en aquellas cocinas de carbón llamadas bilbaínas... Y las tertulias eran al calor de llama ... y al calor humano... Pues aquello ya pasó, y esto es lo que hay. Y cuando abrimos el buzón, lo encontramos triste, porque le ha desbancado la ciencia parlante. Pero... que no falte la salud. aunque...¡También, también ahí ha llegado el progreso llevándose de calle los paños calientes!