Las cosechadoras ya descansan bajo cubierto hasta la próxima temporada tras completar una campaña de cereal extraordinaria en el rendimiento, pero escasa en rentabilidad en el conjunto de la provincia. Ese es el balance que hacen las principales organizadores agrarias de una temporada en la que las lluvias registradas durante los meses de primavera dispararon la producción hasta el 1.182.754 toneladas de trigo, cebada, centeno, avena y triticale. Este millón largo de toneladas supone duplicar los registros del pasado ejercicio, un «mal año» que se vio lastrado por la sequía en el que se recogieron 658.000 toneladas, un 34 por ciento menos que en 2023. Dicho de otra forma, este 2024 arroja una media de 7.495 kilos por cada uno de las 157.787 personas empadronadas en la provincia.
«En términos de producción son positivos, pero no en rentabilidad». Así resume le presidente de Asaja, José Luis Marcos, el sentir del campo palentino. Y es que los profesionales del sector agropecuario han tenido que hacer frente a unos «elevadísimos» costes en insumos, lo que compromete la viabilidad económica de las explotaciones. «Se nos pagan a unos precios ridículos», agrega.
En este grupo se encuentran los abonos, fertilizantes y fitosanitarios que, según expone el presidente de COAG, David Tejerina, «siguen igual de caros». «La cebada no llega a 200 euros y el trigo andará por ahí, mientras que los abonos superan los 600 euros la tonelada», ejemplifica. «Los precios bajos nos persiguen, da igual que venga una cosecha buena o una mala. Hay que poner un coto y que se establezcan unos aranceles para evitar la competencia desleal y que se nos arruine a los agricultores», subraya el presidente.
«Las expectativas se presentaron buenas en primavera y por lo general han estado bien. Lo que no termina de repuntar son los precios del cereal en un país deficitario como España en cebada, trigo y maíz», incide el secretario provincial de UPA, Blas Donis.
POR COMARCAS
A tenor de la información que maneja la organización agraria UPA, la «peor» parte se la ha llevado el norte de la provincia: las comarcas de Aguilar de Campoo, Guardo y Herrera de Pisuerga. «El exceso de lluvias en primavera no beneficia a este territorio, como sí puede hacerlo en Tierra de Campos, con suelos más arcillosos», mantiene Donis.
Es precisamente en esta zona donde mejor rendimiento se ha dado, con hasta 6.500 kilos/hectárea de trigo en Campos frente a los 2.600 de centeno en Guardo, por poner un ejemplo. Dicho de otra forma, cuanto más al norte -principalmente desde La Vega de Saldaña hacia la Montaña Palentina- se encontraban las explotaciones, peor han funcionado.
Si hay que hablar de cultivos, destaca la cebada, mientras que el trigo «no ha dado lo que se esperaba de él, afirma Tejerina. ¿El motivo? Al menos uno de ellos puede responder a que cada vez se adelantan más la siembras y, con ello, proliferan algunos hongos que afectan a las tierras.
TOPILLOS Y OTRAS PLAGAS
Por si no fuera suficiente tener que vivir pendientes de la meteorología, los agricultores palentinos han tenido que hacer frente, un verano más, a la plaga de topillos, con parcelas «seriamente afectadas». Los roedores son caprichosos y si bien algunas parcelas estaban totalmente libres del mamífero, otras ubicadas relativamente cerca presentaban grandes roderas con el consiguiente perjuicio económico, «con pérdidas por encima del 50 por ciento». «No sabemos ya qué hacer con ellos, y la administración tampoco nos da soluciones», alerta COAG, desde cuyas filas se alerta también de que la tularemia no solo afecta a los topillos, también a la caza, «con zorros y liebres muertas».
A ello se suman otras plagas como el oídio y el fusarium, dos hongos que se extienden por los cultivos y hay que tratar. «El agua es mala por defecto y por exceso», concluye Marcos a ese respecto.