Efectivamente, vino de donde vino y cayó quien cayó. Vino del corazón de un ministerio dirigido por los socialistas, el de Transportes, implica al menos a otros dos ministerios y comunidades dirigidos también por el PSOE, y los que han caído son un diputado que sigue siendo diputado aunque con el drama en tres actos narrado a la hora de la cena de su salida del Partido Socialista, y el secretario general de una empresa pública colocado por sus afinidades personales con el mismo partido. Cuando nos decían que este caso de corrupción al que pone nombre el amiguete Koldo se depuraría cortando la cabeza a cualquier responsable "venga de donde venga y caiga quien caiga" se referían a esto. La extraordinaria cascada de cabezas que han rodado al ritmo de la publicación de los documentos del sumario judicial y de la apertura de investigaciones en España y en Europa se extiende a dos personas, y una de ellas sigue en el Congreso aunque supuestamente fuera del grupo parlamentario del partido por el que fue elegido. Por aquello de Alonso Puerta de hace tantos años...
Habiendo llegado al poder cabalgando el rocín de la lucha contra la corrupción, éste es el trago más amargo que le está tocando asimilar al presidente del gobierno desde hace seis años. Desde que hace dos semanas estalló el escándalo que señalaba a su gobierno y a dos regiones gobernadas por sus compañeros, el mensaje ha sido insistente: somos incompatibles con la corrupción, implacables en las acciones para erradicarla, y ejemplares en la respuesta. Además del consabido ventilador para salpicar al adversario que pasaba por allí y sigue penando aún en las urnas las consecuencias de haber permitido en su cesta muchas manzanas podridas. Con la UCO, la Fiscalía Anticorrupción que depende de quien depende, la Fiscalía Europea y el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional trabajando a destajo para desentrañar la madeja del entramado que se enriqueció intermediando en la compra de mascarillas, lo que nos dice la cúspide del poder son cosas que parecen dichas por un extraterrestre que ha llegado a la Tierra y nada de lo que ocurre en su entorno tiene que ver con él. Incompatible, implacable y ejemplar, pero con altos cargos envueltos en la sospecha que se aferran al cargo, entre ellos la tercera autoridad del Estado.
Tal y como dijo a sus más cercanos en septiembre de 2018 cuando obligó a renunciar a Carmen Montón, la ministra de Sanidad a la que se pilló por la falsificación de su trabajo de fin de master universitario fake que había sido plagiado, al presidente no le dimite nadie más mientras duren sus mandatos. Habían tenido que coger las maletas y marcharse dos de sus ministros en menos de cien días, y Sánchez cambió radicalmente la altura del listón regenerador que le llevó a librar va los españoles de la corrupción. Hasta hoy, lo cumple a rajatabla.