Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Radicalidad

10/11/2024

Todo el que discrepe o proteste es un ultra perteneciente a un grupo organizado, que ha estado meses conspirando contra el gobierno y contra su presidente con la intención de derrocarle por procedimientos antidemocráticos. El juez que investiga posibles delitos de su entorno, los periodistas que publican noticias contrarias a sus intereses, los tertulianos poco afines, y por supuesto los damnificados por la DANA valenciana que han mostrado su desesperación por el caos increíble que, doce días después, sigue reinando en las zonas arrasadas por el agua. Empleando la mitad de los recursos que requiere crear una argumentación farisea como la de los ultras antigubernamentales de los barrios junto al barranco del Poyo, podría haberse coordinado mucho mejor la operación de auxilio y desescombro que los afectados han echado en falta. Aunque parezca imposible en un país occidental enclavado en la civilizada Europa, en el undécimo mes del año vigésimo cuarto del segundo milenio, las familias que han sufrido este azote de la naturaleza llevan días vagando por las calles enfangadas, buscando a sus seres queridos desaparecidos, comiendo y bebiendo los víveres y el agua que llevan los voluntarios cargados de la honestidad y el valor que se les requeriría a otros. Y el Estado aún trata de discernir si esto es una emergencia autonómica o nacional.

Grupos ultras perfectamente organizados que iban a tratar de hacer el mayor daño posible, dijo el jefe del Gobierno después de ser evacuado con escudos antibalas mientras los Reyes rechazaban la protección para acercarse al pueblo doliente. Sólo les faltaban los puños americanos y las esvásticas. Un peligroso ultra de Paiporta, que llevaba la camiseta manchada de barro impostado con el que tapaba su supuesta ideología neonazi, otro de Godella, que esgrimía su escoba contra el coche presidencial blindado, y así hasta varias docenas de pretendidos radicales. Pero como le viene ocurriendo al presidente de forma machaconamente insistente, la realidad arruina rápidamente sus argumentos, y esta vez no iba a ser menos. Ni radicales, ni más radicalidades que las de quienes echan balones fuera inventando enemigos de la democracia. No hay nada mejor que un buen bulo difundido desde las moquetas del poder y aderezado por la necesaria pimienta de los medios amigos y de un ejército de ministros repitiendo la misma consigna.

Y a todo esto, según alguna destacada miembro del Gobierno la elección de Trump ha sido antidemocrática. Todos los que le han votado serían ultras organizados que no aceptan esta sociedad intervenida por las élites en la que te dicen lo que tienes que hacer, pensar y sobre todo pagar. Y sobre todo no aceptan que desde un viejo continente del que les separa un océano y muchos años luz de ideas claras, les aconsejemos lo que es mejor para ellos por su bien.

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