Los términos y expresiones tauromáquicas se extrapolan para integrarse en nuestra habla cotidiano. Yo siempre he defendido que la tauromaquia es un metalenguaje, falso lenguaje. Un lenguaje propio que ceden al español. De poder a poder, es una alocución adverbial que se emplea en los ruedos para expresar el enfrentamiento contra el toro, de cualquier modo, para salvar el peligro.
Son de poder a poder las banderillas a un solo tiempo. Se cita de largo al toro y al arrancarse violento corre también el diestro, que, desviando la dirección, corta al toro, encontrándose ambos, ganada ya la cabeza de la res, donde el poder del toro equivale al poder del torero. El toro aprieta y el torero escapa y pincha sin escatimar fuerzas, aunque deje al toro salir por el pitón contrario al de ejecución de la suerte.
Es de poder a poder cuando Puigdemont le dice a Sánchez: «Tú no gobiernas España sin que yo gobierne Cataluña». Aunque eso signifique, amnistía, referéndum, «reparto equitativo de los dineros», deuda para ti y ganancias para nosotros. Órdagos.
La política en España debe tener trasparencia democrática en formas y resultados. Ahora vuelven a enfrentarse Sánchez a Puigdemont. Será una pelea antidemocrática por el poder de cada uno, una lucha a garrotazos y en el río, como dibujó Goya, para no poder correr ni escapar el que pierde y al que el agua corriente le deje sin sangre. Todo vale. Por eso está Rocambole en situación de desventaja. Sánchez puede hacer lo que necesite para quitarlo de en medio, de sustituirlo para que no le estorbe. Sánchez suprime procedimientos, salta las vallas por debajo, pero desgraciadamente le funciona, que es lo que le importa. Nos presentará la lucha de Puigdemont como de su propio interés, mientras él pelea por el bien de Cataluña. Rocambole ha de tener en cuenta que cuando el toro gana terreno de salida hacia el encuentro, el torero debe cambiar de dirección y pasar sin pinchar, si fuera necesario.
Puigdemont tener preparado antes del embroque, una airosa pasada en falso. Aún así, el público de la plaza, conocedor, levantado gritará: ¡Olé!