El regreso de la actividad parlamentaria ha puesto de manifiesto que Mañueco se encuentra en el mejor momento de su carrera política a base de ir dejando lastre por el camino. La primera sesión de las Cortes con Vox en corrales ha confirmado que este grupo parlamentario ha quedado como Cagancho aquella tarde en Almagro, cuando la Guardia Civil tuvo que contener a la turbamulta que le exigía que finiquitara al astado. «¡Al toro, coño! ¡Cobarde!», dicen las crónicas que le decían. Es vox populi que con estos sueldos se está más cómodo en la oposición que en el Gobierno.
Si mirara «los muros de la patria mía», Mañueco vería al grupo socialista cargado de ministros paisanos en la Moncloa pero con su mentor, Tudanca, obligado a nadar contra corriente de un pacto en Cataluña que se mire por donde se mire no tiene un pase en esta tierra. A ver cómo explican en Valladolid o en Zamora la ordinalidad o que la cuota de solidaridad con las regiones menos densas e industrializadas la va a decir la región de mayor renta. Triple mortal carpado con tirabuzón. Estas cosas no suelen salir bien. Y ese desgaste será complementario al del congreso del Partido Socialista, encuentros en los que se conoce la puerta por la que se entra pero no por la que se sale.
Dijo Feijóo que la salida de los consejeros de Vox de sus gobiernos los desestabiliza, pero no parece que sea el caso de nuestra Comunidad. Será muy difícil que toda la oposición acuerde asuntos comunes y casi imposible que dada la distancia hasta la convocatoria legal de las elecciones, una conjunción así pudiera tener alguna repercusión sobre la continuidad del ejecutivo monocolor. No parece.
Pero la clave es que los antagonistas del gobierno regional se han quedado sin discurso: con la economía creciendo al 3,3% en lo que va de año frente al 1,7 previsto, con los servicios públicos tranquilizados y unas cuentas que sólo pueden mejorar en un contexto de más cesiones de La Moncloa a los entes autonómicos, la singladura de Mañueco parece despejada hasta el 2026. Hacer previsiones más allá no tiene sentido porque todo cambia muy rápido, pero a las elecciones el PP de Castilla y León llegará cómodo. Es el premio a aplicar lo que aconseja el aserto latino: 'in contraria, ducet'.