Como no puede ser de otra manera. La frase, así como está escrita, la escucharán a menudo en boca de personas con proyección pública y por regla general cuando hacen declaraciones. Hace años no era frecuente y resulta difícil imaginar la razón por la que en la actualidad se ha popularizado aunque a veces queda la duda sobre si su uso se debe a una carencia de léxico o simplemente a que se ha puesto de moda en determinadas alocuciones. De alguna manera su caso recuerda al del vocablo tangana, descubierto por muchos cuando en una final de la Copa del Rey de fútbol se organizó una batalla campal y algunos periodistas, en plena retransmisión, describieron lo sucedido con esta palabra. Muy oportuna entonces pero inoportuna después por quienes la usaron en otros lances sin haber gastado ni un minuto de su tiempo consultando un diccionario. Con esta frase -la última vez que se ha escuchado ha sido en un telediario, el martes- su autor explicaba que su departamento había adoptado una medida que, «como no puede ser de otra manera», beneficiará a no se sabe cuántas personas. Perfecto. La frase encajaba en su alocución como un guante en una mano pero en el fondo significaba lo mismo que nada, entre otras razones porque maneras hay muchas y la que uno escoge como prioritaria o única ni es la única, ni debe serlo, y menos todavía cuando se anuncia con un tono impositivo descalificando todas las demás opciones. Seguramente pretendía justificar que la decisión que había adoptado era la mejor pero si así fuera debería saber que tiene una hermosa lengua, que conoce desde que nació, y diccionarios donde figuran vocablos expresivos que todo el mundo entiende. En cuanto a construcciones gramaticales, hubiera bastado con un «me parece la mejor opción posible» porque se entiende bastante bien ¿Lo otro, lo de cómo no puede ser de otra manera? ¿qué pasa, que los ciudadanos son unos idiotas a los que con frases manidas y teñidas de vacuidad intelectual se les deja epatados? Es que además eso de que no puede ser de otra manera encierra un soniquete preocupante, más propio de sociedades donde los ciudadanos no terminan de ser libres. No hace falta mostrar la patita, a veces la construcción gramatical enseña mucho más.