Jesús Martín Santoyo

Ensoñaciones de un palentino

Jesús Martín Santoyo


Club 38

15/09/2024

Causó conmoción en la ciudad la repentina e inesperada muerte de Manolo, gestor, factótum e ideólogo del histórico club 38 de la Calle Mayor de Palencia. 
Las redes sociales y la prensa local hablaron sin parar de la figura del hostelero. Aunque la mayoría de las opiniones sobre el empresario fallecido fueron positivas, no faltaron quienes pusieron sombras a su figura, a veces controvertida, y se afanaron en contrastarla con la de su padre, cuya labor como emprendedor y artífice de negocios en la hostelería palentina alababan sin matices.

Al parecer, un fallo cardíaco sorprendió a Manolo a edad aún temprana y le arrebató su vida.
Los numerosos aficionados a jugar a la Lotería Nacional en Palencia, ciudad muy ludópata, se lanzaron a la calle en busca del número 00038. El establecimiento estaba abonado a esa combinación desde su fundación y el sorteo navideño, cercano.

Vaya por delante que no conocí al personaje, lo cual no va a ser impedimento para que me imagine un perfil sobre Manolo, una ensoñación con la que evocar su memoria.
Tan sólo en una ocasión estuve en el emblemático Club 38. Hace unos veinte años, cuando aún mi edad me permitía trasnochar, una cena con amigos y familiares terminó con la ingesta de unas copas en el local. Recuerdo que sonaba música de los años sesenta y setenta y que la variopinta clientela bailaba enfervorizada esos ritmos de mi lejana juventud. Los discos de vinilo y los sonidos de esas décadas del pasado siglo siempre fueron las señas de identidad del Club 38.

Aquella noche tuve ocasión de ver cómo una señora de edad avanzada robaba la cartera de un bolso que alguna mujer danzante había abandonado en la mesa junto a las bebidas de su grupo. La sustracción del billetero que la ladrona escondió entre sus ropas se produjo con una frialdad profesional, al descuido. 

La ratera desapareció poco después. Comenté el incidente con el grupo de amigos que me acompañaba. Decidimos no decir nada ni a la víctima ni a los responsables del local. Preferimos seguir aprovechando una de esas últimas noches de copas cuando aún nuestra edad y nuestro hígado nos permitían algún que otro exceso.

ROMÁNTICO

Imagino a Manolo como un romántico, amante de la buena música y de esos locales en los que aún se podía fumar, beber y ligar en un ambiente cordial, sin encasillamientos estéticos y con una ética compartida incompatible con el miedo a que una mujer te denunciara por mirarla o piropearla. Los clubes eran las redes sociales del momento. Me imagino a Manolo visitando con asiduidad Nueva York o Londres, perdiéndose por comercios especializados en busca de novedades musicales, que la mayoría de las veces resultaban discos olvidados desde su lanzamiento al mercado.

Locales como el Club 38 existen en la mayoría de las ciudades. Los empresarios que invierten en este tipo de negocios comparten el  gusto por la buena música y la libertad de conversación al amparo de una copa.

Pienso en el club A gogó de Torrelavega, en la plaza Roja, donde Paco creó un ambiente exclusivo en el que a veces se podía disfrutar de sesiones de Jazz en directo con grupos amateurs de Cantabria. O en el Rocambole de Santander, con buena música, sin concesiones a las modas de las multinacionales del disco y con ofertas llamativas como las jornadas de micro abierto en las que la clientela podía hacer sus pinitos musicales o poéticos.

Por lo general estos locales acaban cerrando cuando se jubilan sus promotores. Así ocurrió con el pub A gogÓ, cuando Paco buscó el retiro y dedicó su tiempo a pasear junto a la bahía de Santander. También se jubilaba hace poco el gestor del Rocambole. Imagino un futuro complicado a la emblemática sala santanderina. 

¿Cómo será el ambiente en el Club 38 tras la muerte de Manolo? Ojalá alguien sea capaz de seguir la estela del empresario desaparecido. Resultaría desolador que el 38 fueran sustituido por un nuevo negocio en el que escuchar reggaetón y beber calimocho. 

¡Qué carca me he vuelto! ¡Larga vida al rock and roll!