Bueno, pues anunciado ya en mi anterior Rincón Palentino todo lo que en cuanto a celebraciones generales vamos a irnos encontrando frente a frente durante el presente mes de octubre en el proceder ordinario de nuestro día a día, es justo mencionar algo más al respecto en lo tocante también al presente mes.
Algo que, desde luego, no encajaría en ese ambiente festivo o de circunstancias más o menos idílicas con la fiesta relacionadas.  Y es que habría que hablar necesariamente de que, en el panorama político en concreto, las perspectivas de cara a un positivo desarrollo de los acontecimientos en pro de una gobernanza acorde con lo que la ciudadanía sin duda demanda, no pintan nada bien.
Porque, a la vista de cómo vienen perpetuándose en el tiempo estos episodios de enfrentamientos y contiendas casi constantes entre las distintas formaciones políticas, las trazas nos indican que vamos a seguir caminando un mes más con el encontronazo diario entre unos y otros; sin que se puedan arreglar los grandes problemas que nos agobian a diario.
Y así, no hay sociedad civilizada, como es la nuestra, que pueda avanzar hacia la consecución de un mayor grado de bienestar para todos.  Y claro, mientras aquí andamos enfrascados en discusiones vanas, en apagar fuegos surgidos a raíz de confrontaciones desde todo punto innecesarias y, a la postre, en tratar de verificar si son galgos o podencos, vienen el resto de países europeos y nos adelantan tanto por la derecha como por la izquierda, dejándonos con un palmo de narices.
Y es que el camino que nos aguarda en ese aspecto va deviniendo cada vez más difícil de afrontar; porque nada parece ser capaz de acercar posturas entre unos y otros.  Antes al contrario, los motivos para las distancias van surgiendo a diario.
Y ya no hay institución que en estricta puridad pueda hablar de aquello de la clásica división de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial; porque todo parece estar tocado en un cierto grado.
Así que, como lo que nos aguarda en cuanto a decisiones, por ejemplo en el plano judicial es mucho, que la situación nos coja confesados.