Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Jubilación, alegría y soledad

03/10/2024

Hacerse mayor, con el deber cumplido en la actividad que hayamos podido desempeñar a lo largo de la vida laboral significa que llegó la hora de la jubilación. Tiempo de relevo. Dar paso a una nueva generación bien preparada, con nueva savia. Hoy dedico mi columna a quienes van cumpliendo años y, sin embargo, se sienten capaces de seguir activos. Dejar el trabajo no les apetece. Puede ocurrir. Pero, amigos, cumplir años es haber ganado la jubilación. ¿Le damos  el valor implícito que tiene? Nos sentimos con ganas de seguir haciendo ¿qué cosas? Todo aquello que nos gusta y, también, ¿por qué no? realizar los sueños que no pudimos cumplir mientras fuimos mujeres trabajadoras, madres abnegadas, esposas solícitas, cuidadoras de hijos y, en muchas ocasiones, de nietos, o de  padres y suegros a quienes, también atendimos… El que quiere saca tiempo para todo: basta con buena voluntad y, por supuesto, grandes dosis de cariño que, quizá, estamos dejando en el camino. La frase no es mía, sino de mi madre, Julia Rodríguez Puerto. Tuve en ella un buen ejemplo; como en Teresa Velasco Celada, mi segunda madre, palentina, que supo traer al mundo y transmitir su bondad a la persona que más he amado, su hijo Marcelino. Ceoma, Confederación Española de Asociaciones de Mayores, que convoca un premio anual: Háblame de tu abuela, háblame de tu nieto, que  gané hace tiempo, aclara que el «edadismo se ha insertado en nuestro mercado de trabajo» y  está haciendo mucho daño a las personas mayores porque las aparta de un trabajo digno y genera ansiedad y falta de ilusión imposibles de soportar. En cifras: El 46% de los parados registrados en los Servicio Públicos de Empleo son mayores de 50 años. Los contratos realizados a los mayores de 55 años no alcanzan el 9%.  El presidente de Ceoma advierte que «sin contrataciones no se abandona el desempleo, estamos condenando a este tramo de edad al subsidio durante más de 15 años». Las personas pierden la esperanza de conseguir un nuevo contrato, son empujadas a una soledad no deseada y esa falta de confianza en sí mismos puede desembocar en depresión o suicidio. Nuestros políticos deberían pensar y actuar para evitarlo. Y,  ejercer políticas que no hagan mayor el número de personas en el paro.

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