El palentino José Luis Nájera García ha sido elegido nuevo miembro del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP). Fue durante 11 años presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Palencia y actualmente ostenta su vicepresidencia. Nació en Paredes de Nava, su profesión es una tradición familiar y actualmente es el responsable de la farmacia del municipio que le vio crecer. Se licenció en la Universidad de Santiago y obtuvo el doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid. Es profesor en la Escuela Universitaria de Enfermería Dacio Crespo y forma parte de la Academia de Farmacia de Castilla y León. Su objetivo siempre ha sido el de dar visibilidad a la profesión farmacéutica.
¿Cómo recibió su nombramiento?
Con un gran orgullo porque es un reconocimiento al trabajo de muchos años, pero también es una gran responsabilidad porque nuestra obligación es reconocer y poner en valor lo que hacemos los farmacéuticos a nivel internacional. Hay que utilizar la figura del farmacéutico para mejorar la salud de los ciudadanos y, sobre todo, mejorar la calidad asistencial. Lo ideal sería aprovechar la cercanía, accesibilidad y confianza que los vecinos tienen en su farmacéutico, especialmente en el medio rural, para aliviar la carga que tiene la atención primaria.
¿Proviene de familia de farmacéuticos. ¿Eso influye en el compromiso que siente por la profesión?
La verdad es que mi padre, mis abuelos y el resto de mi familia siempre me inculcaron esta importante labor asistencial y me enseñaron que se trata de una profesión dedicada a dar servicio a los ciudadanos. He crecido con ello.
¿En qué situación se encuentran las farmacias en la actualidad?
Podemos decir que las farmacias se encuentran en un estado bueno de salud aunque demandamos una mayor utilización por parte de los sistemas sanitarios. A raíz de la pandemia del covid-19 quedó patente que la farmacia podía ser también un buen impulsor para aliviar la carga de la atención primaria que, muchas veces, se encuentra colapsada por falta de personal. Castilla y León es una comunidad rural y es de agradecer que el sistema actual garantice el acceso a los medicamentos a todos los ciudadanos, independientemente del lugar en el que vivan. Sin embargo, no se puede obviar que la farmacia rural juega un papel todavía más importante. Hay que tener en cuenta que en los pueblos hay mucha gente mayor y para ellos, el farmacéutico es el sanitario más cercano. Le ven como esa persona formada y cualificada a la que pedir ayuda. En muchas zonas es el único profesional que está accesible las 24 horas del día y los 365 días del año.
Recientemente el presidente del Consejo General de Farmacéuticos, Jesús Aguilar, declaró que los profesionales de la farmacia están «algo desaprovechados». ¿Lo comparte?
Estoy completamente de acuerdo. Habría que aprovechar la figura del farmacéutico para educar a la población sobre tratamientos o enfermedades. Además, podemos ayudar a la prevención o detección de enfermedades animando, por ejemplo, a realizarse los cribados que advierten sobre un posible cáncer de colon. También podemos fomentar la vacunación e incluso, resolver patologías menores. De hecho, hay países, como Francia, donde se está implementando un programa especial en el que el farmacéutico actúa como toma de contacto. El paciente acudiría en primer lugar a la farmacia y desde allí se decidiría si es necesario o no, derivarlo a otro profesional sanitario.
Para acercar la farmacia al ciudadano se puso en marcha el programa Unidosis. ¿Qué tal está funcionando?
Ha sido y sigue siendo todo un éxito. Algo tan sencillo como que la población tome correctamente su medicación permite mejorar su calidad de vida, aliviar los síntomas de su enfermedad y mejorar su autonomía. Es una iniciativa que demuestra cómo los farmacéuticos podemos ayudar a que los pacientes puedan vivir más tiempo de manera autónoma. Solo en Palencia tenemos 350 pacientes que recogen su medicación preparada de forma semanal.
En los últimos meses se ha extendido cierta preocupación por el desabastecimiento de ciertos medicamentos. ¿Sigue ocurriendo o se ha solucionado?
El problema continúa y el contexto mundial no ayuda. Las tensiones políticas y conflictos bélicos hace que sea imposible acceder a ciertos medicamentos. En Palencia fuimos pioneros en instalar la aplicación 'Farmahelp', un sistema de intercomunicación entre las propias farmacias para que, en caso de escasez, preguntáramos al resto de compañeros y evitar esa peregrinación de los pacientes en busca de la medicación. Cuando tenemos la certeza de que es imposible de conseguir, les derivamos a su médico para que haga la sustitución pertinente y le recete otro tratamiento.
¿Ahora mismo hay farmacias en una situación de viabilidad económica comprometida (VEC)?
Sí, CyL cuenta con una red de farmacias muy extensa. Somos la segunda Comunidad a nivel europeo con mayor número de farmacias por habitante. Eso garantiza cercanía y accesibilidad, pero al tiempo provoca que muchas no sean rentables. Solo en la provincia de Palencia hay seis farmacias en esta situación. Uno de los problemas que debemos atajar. ¿Cómo? Pues implantando, por ejemplo, el sistema de detección, prevención, derivación y orientación del ictus. Eso ayuda a dar sostenibilidad a las farmacias además de otorgarlas ese impulso necesario para que sigan prestando un servicio publico aunque no sean rentables.
También para reducir la carga asistencial, se acaba de aprobar una ley para que los profesionales de enfermería puedan recetar algunos antibióticos. ¿Apoyan este tipo de medidas?
Sí porque es un trabajo multidisciplinar. Hay mucho trabajo y debemos utilizar a todos aquellos profesionales que se encuentran a pie de territorio. Ellos tienen suficiente experiencia, capacidad y formación para prescribir determinados medicamentos. Yo he apostado por trabajar de manera protocolizada y consensuada entre todos los profesionales porque eso redunda en una mejor atención a los pacientes.
¿Es un reto para el Comité el hecho de que se haya disparado la compraventa de medicamentos ilegales por Internet?
Nos preocupa mucho. La gente se fía de los llamados influencers sin pensar en que puede suponer un verdadero peligro para su salud. Debemos trabajar en ello y es uno de nuestros objetivos. Las nuevas tecnologías tienen ventajas, pero también riesgos e inconvenientes. Los influencers no están ni formados ni cualificados para recomendar tratamientos. Los verdaderos influencers deberían ser los profesionales sanitarios y pedimos a la gente que antes de tomar cualquier medicamento, consulte con su farmacéutico. Los medicamentos existen para sanar y salvar vidas, pero no son juguetes. Pueden ser muy peligrosos si no se toman de forma adecuada, segura y racional.