Romance y 'thriller' en la valencia del siglo XX

Agencias
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'La letra herida' recrea una época de cambios, donde la lucha sindical aflora en una ciudad sacudida por varios asesinatos mientras un amor prohibido intenta sobrevivir a un mundo hostil

Romance y ‘thriller’ en la valencia del siglo XX

El escritor y guionista Sergio Hernández se muestra convencido de que «las grandes historias guardan otras historias en su interior». Por eso, tras haber ideado varios relatos y obras gráficas, se lanza al mundo de la novela con La letra herida (Contraluz), una historia de amor prohibido en torno a los libros, bajo un formato que combina el thriller con la narrativa histórica y romántica, y con el telón de fondo de la Valencia de principios del siglo XX.

Tras perder a su padre y heredar sus deudas, Miguel, un joven formado en literatura, regresa a su ciudad natal para trabajar en la construcción de la estación del Norte, un proyecto faraónico destinado a cambiar para siempre el rumbo de la capital del Turia. Sin embargo, nada es como recuerda: los tiempos modernos han revolucionado las calles y una extraña ola de asesinatos está terminando con los líderes sindicales de la edificación, a un solo año de su apertura.

En medio de todo eso, surge un triángulo amoroso prohibido entre Miguel y María, la mujer de su único y mejor amigo, con la que comparte una profunda devoción por los libros. Mientras Valencia se prepara para enfrentarse a un terrible asesino, el protagonista deberá sobrevivir a un mundo en ruinas que amenaza con llevarse por delante todo cuanto alguna vez ha amado, incluida María y la pasión que ambos profesan por la literatura.

«Al final, los asesinatos dentro de la obra no dejan de ser una metáfora de esa lucha de clases que se vivió en la época», manifiesta Hernández, quien hace también guiños a personajes como el escritor Vicente Blasco Ibáñez o Demetrio Ribes, el arquitecto de la estación.

Su amor por los libros, presente en toda la obra, le viene a Hernández de su padre, que fue librero durante muchísimos años y trasladó su pasión a casa, donde organizaba «un club de lectura clandestino debajo de la mesa camilla con una vela» para leer a autores como Mary Shelley, Lord Byron o Bram Stoker.

En su novela, el autor muestra su deseo de concebir Valencia como escenario de novelas, igual que lo ha sido Barcelona en La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, o en La Catedral del Mar, de Ildefonso Falcones. En este sentido, reconoce que le gusta imaginar su ciudad natal «como un lienzo en blanco al servicio de la ficción, que reivindique que aquí también podemos contar historias merecedoras de protagonizar los estantes de las librerías o las carteleras de los cines». Para él, si dentro de un tiempo La letra herida se viera de esa manera, «sería un piropo enorme».

Aunque la historia se mueve entre varios géneros, para Hernández es, por encima de todo, una novela romántica, entendiendo el romanticismo desde el punto de vista del movimiento surgido entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en Europa. «Está escrita con mucha pasión y emoción y la subjetividad está presente en todo momento», asegura, destacando la relación que guarda con Madame Bovary, de Gustave Flaubert, por ser el libro que conecta a Miguel y María desde el primer momento y el que entronca su relación.

Pero también porque es «una novela que habla acerca de los peligros de llevarnos por nuestros deseos». «Me interesa hablar de una cuestión más existencialista, como es el peligro de seguir nuestros propios deseos». «¿Qué pasa si realmente nos dejamos llevar por aquello que deseamos? ¿A dónde nos puede llevar?», se pregunta.