El candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, volverá a la Casa Blanca cuatro años después tras asegurarse la victoria en las elecciones del martes, tras una jornada aciaga tanto para su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, como para el conjunto del Partido Demócrata, que ha perdido el control del Senado.
El triunfo de Trump ya se daba por sentado desde hace horas pero no ha sido hasta bien entrada la madrugada del miércoles cuando los principales medios han dado al magnate como virtual vencedor según sus propias proyecciones. Antes, sin embargo, el aspirante ya había comparecido triunfalista rodeado de familiares y aliados políticos en Florida.
La victoria de Trump en la mayoría de los estados bisagra o 'swing states' ha sido clave para consolidar su retorno a la Casa Blanca y, de hecho, los principales medios han terminado de inclinar la balanza tras proyectar que el exmandatario se impondría en Wisconsin y superará el umbral mínimo de 270 votos electorales. La duda a estas alturas es si podrá rebasar los 304 obtenidos en 2016.
Trump regresa a la Casa Blanca - Foto: Carlos Barria (REUTERS)El segundo mandato de Trump, de 78 años, arrancará el 20 de enero, con una simbólica ceremonia a las puertas del Capitolio. Será el segundo presidente después de Grover Cleveland en encadenar dos mandatos no consecutivos y el primero en tener sobre sus espaldas una condena judicial, por un fraude vinculado a los pagos a una exactriz porno con la que supuestamente mantuvo relaciones.
Sin embargo, el magnate ha demostrado ser inmune a los escándalos y juicios y ha completado una campaña en la que ha sobrevivido a dos intentos de asesinato. En esta ocasión, además, llega en principio no sólo con el aval de una mayoría en el Colegio Electoral sino también con una previsible victoria en voto popular, algo que no logró hace ocho años cuando se impuso a la demócrata Hillary Clinton.
"Es un movimiento como nadie ha visto nunca. El movimiento político más grande que se ha visto nunca en este país", ha declarado desde su cuartel electoral de West Palm Beach (Florida), en un discurso triunfal en el que ha celebrado el inicio de una "era dorada" en la que se ha mostrado convencido de que podrá "sanar" y "arreglar" el país norteamericano.
Incluso se ve capaz de "detener las guerras", una promesa que también lanzó en campaña y que tiene como potenciales focos la escalada de tensiones en Oriente Próximo o la invasión rusa en Ucrania.
"Estados Unidos nos ha dado un mandato poderoso y sin precedentes", ha dicho Trump, al incidir en que los republicanos han "recuperado" el Senado y "parecen" encaminados a mantener el control de la Cámara de Representantes, un hito que permitiría al partido un amplio margen de maniobra política al menos durante los próximos dos años.
Harris guarda silencio
Trump ha encarrilado su victoria ya desde las primeras horas de recuento y, conforme ha ido avanzando la noche, había poco lugar a duda. Harris se ha impuesto en Virginia, en un logro insuficiente teniendo en cuenta que la mayoría de los territorios clave, donde la vicepresidenta había centrado gran parte de su campaña, se han inclinado del lado de su rival.
La vicepresidenta, sin embargo, no ha comparecido públicamente para reconocer su derrota, confiando en un vuelco de última hora que no ha llegado. El único consuelo a estas alturas pasaría por revivir en la Cámara de Representantes, un logro también improbable y que, en principio, aún podría tardar al menos una semana en concretarse.