Ancelotti no es un mero amante del fútbol: Ancelotti 'es' fútbol. Desde que se enroló en las categorías inferiores del Parma o su debut con el primer equipo a los 17 años, ha pasado por las manos de estrategas como Nils Liedholm (a quien considera su mentor) o Sven-Goran Eriksson en la Roma, y absorbió todo lo que pudo de Arrigo Sacchi en el Milan (fue ayudante suyo entre 1992 y 1995). E hizo camino al andar. En cada una de sus paradas como entrenador dejó su sello. Pero no es un esquema rígido. Otros técnicos han pasado a la historia por sus dibujos inamovibles. El italiano lo hará por coleccionar ordenamientos.
Este curso perdió a Benzema y encontró a Bellingham, y de un 4-3-3 que parecía fijado ha girado con suavidad el timón para pintar un 4-4-2 que le sirve para aprovechar las virtudes del inglés. Otro acierto más: Jude lleva cinco goles y el Madrid, 12 puntos. Esa capacidad de 'redibujar' a sus equipos viene de lejos. «En la Juventus, con Zidane, empecé a entender que es mejor adaptarse a los jugadores -recogía The Coaches Voice-. Cuando empecé a entrenar tenía una idea clara y no me adaptaba. En el Parma, Roberto Baggio quería jugar de mediapunta, pero yo no cambié el sistema. Se fue a otro equipo. Y me equivoqué. Así, empecé a adaptarme. Y me sigo adaptando».
En efecto, entre 1996 y 1998, cuando estaba en el Parma, impuso un 4-4-2 que le valió para cuestionarle la Serie A a la Juventus (se quedó a dos puntos en la 96/97), pero no para satisfacer a su mejor hombre, Baggio. De aquel equipazo (Buffon, Cannavaro, Thuram, Benarrivo, Chiesa, Crespo…), Ancelotti extrajo una conclusión que aplicó a partir de entonces: satisfacer o liberar 'al bueno'.
El 'árbol'
En la Juventus, intentando aprovechar al máximo las condiciones de Zinedine Zidane, dibujó un 'árbol de navidad': un 4-3-2-1 con Davids y Tacchinardi cuidando las espaldas del genio francés (acompañado por Del Piero) e Inzaghi luchando por el gol. Fue un esquema 'revolucionario' que no encontró resultados en Turín, donde permaneció entre 1999 y 2001, pero sí en Milán.
De regreso a San Siro, Ancelotti logró la gloria con un campeonato de la Serie A y dos Copas de Europa basadas en su particular 'árbol'. Con Dida en la portería, el '4' era para Costacurta, Maldini, Nesta y Cafú; en el '3' Gattuso y Seedorf actuaban como guardaespaldas de Andrea Pirlo; en el '2' actuaban con maestría Kaká y Rui Costa; y el '1' de la delantera era para Andrei Shevchenko.
Otras ligas
Su siguiente reto (09/11) fue en la Premier, donde tuvo que inventar 'algo' para que Ballack y Lampard, de similares características, fuesen compatibles. Guardó las espaldas con Obi Mikel e inventó un 4-1-2-1-2 (con Drogba y Anelka en punta) con el que ganó la Liga y la FA Cup en su primera temporada en el banquillo.
En el PSG (11/13) tuvo que deshacer el camino y dibujar algo para que cupieran 'todos los buenos' que había en la mediapunta. Futbolistas asociativos que hallaron acomodo en un 4-2-3-1: Pastore enganchaba, y allí aparecían Lavezzi, Moura, Nené o Menez para que Gameiro (después Ibrahimovic) jugasen en punta facilitando la llegada desde la segunda línea.
En 2013, Ancelotti aterrizó en el Bernabéu por primera vez. Era el Real Madrid posterior a Mourinho, un equipo diseñado para correr. 'Carletto' decidió potenciar el 4-3-3, liberando de trabajo a los extremos (Cristiano Ronaldo y Bale) y formando detrás con Xabi Alonso, Modric… y reconvirtiendo como interior a Di María. Un sistema que podría mutar en 4-4-2 con Khedira en la 'sala de máquinas' y Bale en el mediocampo. Decidió llevarse la misma pizarra a Múnich (16/17), donde mantuvo a Alonso como pivote y lo acompañó por Thiago, Vidal o Müller… preferentemente en un 4-3-3 muy abierto y ofensivo, con Robben y Ribery en las bandas y Lewandowski arriba.
Transición y regreso
En sus dos siguientes proyectos (Nápoles y Everton) ya no tenía a 'genios' para liberar, pero le supuso una 'masterclass' en el aprovechamiento de sus recursos y las características de sus jugadores. Ancelotti reconoce que fueron dos experiencias en las que disfrutó mucho como entrenador después de haber pasado por las élites. Y en ambas plazas, el italiano demostró encontrarse cómodo en el doble pivote del 4-4-2.
Ahora, en su segunda etapa en Madrid, ha cambiado del 4-3-3 para explotar la exuberancia de Bellingham (que ya en la 22/23 marcó 14 goles con el Dortmund). La pérdida de Benzema no solo restaba gol al equipo (75 en las dos últimas campañas), sino capacidad asociativa adelante. Un 4-4-2 donde pierde cierta influencia de Vínicius y Rodrygo junto a la cal, pero gana llegada de segunda línea y profundidad en los laterales.