Afable y simpático, el director Fer García-Ruiz poco tiene que ver con el protagonista de su película Mala persona, una comedia con toque negro y gamberro en la que un hombre considerado la mejor persona de su barrio se convierte en un bicho para evitar que su adorable esposa y la gente que le aprecia sufran ante su inminente fallecimiento.
Me gustaría saber a quién se le ocurrió el título porque, a priori, lo de Mala persona llama la atención.
La película se iba a titular La peor persona del mundo, pero ya había otra anterior con ese título. Eso nos hizo dar muchas vueltas; malote, la maldad, la bondad y, al final, decidimos lo más sencillo: Mala persona, que es un concepto claro y sencillo.
Da la impresión que quiere advertir que es peligroso ser buena persona porque todo el mundo se aprovecha. ¿Cree que es así?
Me parece fatal la frase tan conocida De tan bueno es tonto. ¿Qué hay de malo en ser bueno? Creo que ahí existe un concepto muy interesante para hacer reflexionar a la gente.
No es usted el guionista. ¿No le importa trasladar a imágenes los relatos escritos por otras personas?
De hecho, no tengo ese talento. Me parece muy difícil hacer diálogos, estructurar, yo lo que hago es aportar ideas, que pueden funcionar dentro de la historia.
Trabajó en su anterior y primera película, Descarrilados, con Arturo Valls. En Mala persona la coprotagoniza con Malena Alterio. ¿De quién partió la idea de contratarla?
Malena Alterio, después de que se apuntó al proyecto Arturo, era nuestra primera opción para encarnar a Sagrario. Yo eché la carta a los Reyes Magos y surgió la oportunidad.
Hablando de Mala persona, ¿Cómo la definiría?
Yo diría que es una comedia romántica, pero un poco bestia y con elementos transgresores, porque este hombre se sacrifica por amor, es capaz de echar su vida por la borda por las personas que más quiere.
Un elemento anecdótico de la película es que aparece un barrio con los personajes arquetípicos…
Yo tenía claro que el barrio era un personaje más dentro de la historia, era muy importante porque quería hacer una comedia urbana. Al ser un barrio de gente de clase trabajadora nos permitía meter temas como la inmigración o personajes identificables como comerciantes que lo están pasando mal… Teniendo ese toque realista, podíamos crear una comedia con algunas situaciones algo oscuras, más sucia de lo que se hace actualmente.
Finalmente, me gustaría que me hablase de otra película suya que veremos pronto: Odio el verano.
Se estrena el 23 de agosto. Es una comedia muy coral, un remake de una comedia italiana del mismo título. Son tres familias que, por error de la inmobiliaria, alquilan la misma casa de vacaciones y tienen que convivir juntas. Son familias muy distintas. Es una comedia blanca.