Muchas mujeres embarazadas cometen el error de creer que la lactancia es una época casi de ensueño para madres e hijos. Las redes sociales han contribuido erróneamente a idealizar una etapa que nada tiene de sencilla. Pese a que son innumerables las ventajas que la leche materna tiene para el bebé, no todas las mujeres consiguen alimentar a sus hijos de forma natural. Los miedos, las inseguridades o incluso el agotamiento físico después del parto o de varias noches sin dormir pueden provocar que muchas crean que no lo están haciendo correctamente y se culpen por ello. Eso es, precisamente, lo que se quiere evitar con la Comisión de Lactancia del Hospital Río Carrión de Palencia. «Los bebés no vienen con un libro de instrucciones y no es fácil. No se trata de un problema médico sino, más bien, de una falta de cultura relacionada con la lactancia. Antaño veías mamar a la gente de tu entorno, pero ahora no estamos tan acostumbrados. Se junta el miedo, la inseguridad, el cansancio y el desconocimiento», explica la matrona del hospital palentino, María Tejedor.
Un asesoramiento temprano puede evitar, por ejemplo, la aparición de las temidas grietas en el pecho de la madre. «Son muy dolorosas y es una de las principales causas por las que muchas mujeres deciden dejarlo y optar por el biberón. Dar de mamar no tiene porqué ser sinónimo de dolor y, cuanto antes se corrijan esos pequeños fallos que lo desencadenan, mucho mejor para ambos», explica. Para conseguirlo lo fundamental es que haya un buen acoplamiento entre madre e hijo, independientemente de la postura que adopte la mujer. «Tras un parto difícil es imposible recostarse y muchas recién paridas necesitan dar de mamar tumbadas. No es un inconveniente mientras el bebé consiga agarrarse. De hecho, durante las dos primeras horas de vida tenemos que estar muy pendientes para que el agarre sea el adecuado y ambos puedan disfrutar de una experiencia que es tan beneficiosa como emocionante», reconoce Tejedor.
Sin embargo, no siempre se consigue el resultado deseado y así lo demuestran los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reflejan que la tasa de lactancia materna en los seis primeros meses de vida está muy por debajo de lo recomendado. Para revertir la situación, el hospital Río Carrión creó en 2007 esta comisión específica capaz de diseñar estrategias comunes para mejorar las tasas de lactancia materna a través de cursos, congresos, talleres o guías dirigidas al personal sanitario. Se trata de un equipo multidisciplinar con 17 profesionales de distintas categorías y, cuyo objetivo, es garantizar que los médicos, matronas y enfermeras sepan cómo ayudar, y de la manera más precisa, a las madres y los bebés lactantes desde el momento del nacimiento hasta su posterior seguimiento en el centro de salud. «Hay que irse adaptando a los tiempos. Dar de mamar es algo ancestral y las mujeres siempre han recibido consejos de sus madres y abuelas. Sin embargo, cada vez se investiga más y lo que queremos desde aquí es transmitir esos conocimientos a las nuevas generaciones», destaca la presidenta de la comisión de área de lactancia, Lourdes Sangrador.
LO RECOMENDABLE. Y es que, según la OMS, lo recomendable es, siempre que se pueda, dar el pecho hasta que el menor cumpla los dos años de vida ya que la leche materna se considera el alimento «ideal» para los pequeños por su composición rica en células, bacterias vivas, calorías y proteínas. «La leche materna favorece el desarrollo neurológico de los bebés prematuros y es la mejor herramienta para crear una barrera inmunológica frente a enfermedades», señala esta matrona palentina. Sin embargo, no siempre es fácil conseguir que el bebé «agarre» y muchas mujeres se dan por vencidas tras varios intentos frustrados. Por eso, es necesaria la implicación de las familias y también de los equipos médicos. Un buen asesoramiento favorecerá que el proceso de lactancia sea un éxito tanto para la madre como para el recién nacido.
Fidelizar la leche materna - Foto: BRÁGIMO (ICAL)Gracias a la implantación de este modelo, ese seguimiento se realiza desde los propios centros de salud una vez que han recibido el alta hospitalaria. «En los últimos años hemos conseguido que el bebé sea atendido por pediatras, enfermeras o matronas. Es un paso muy importante porque los problemas cambian y aquello que preocupa a las mujeres mientras permanecen ingresadas en el hospital, no es lo mismo que cuando llegan a casa y sienten cierto desamparo. Es ahí, donde entran en juego los profesionales de atención primaria», explica Nuria Zamora, pediatra en el centro de salud de Venta de Baños .
Además, y de manera paralela, se han impulsado talleres de lactancia materna en los centros de salud de Pintor Oliva y Eras del Bosque de la capital palentina y en el ambulatorio de Aguilar de Campoo. «Está previsto que se habiliten más centros en los próximos meses. Tienen muchísima aceptación entre las familias porque reciben formación sobre la lactancia y la crianza del bebé. Además, padres y madres pueden exponer sus vivencias, miedos, dudas o experiencias y les resulta muy enriquecedor», añade. Se trata, en definitiva, de un aprendizaje continuo. «Hace años, se separaba al bebé de la madre nada más nacer y eso ahora es impensable. Actualmente se aplica la técnica denominada piel con piel para favorecer la conexión entre ambos. Si la madre no puede, es el padre quien se encarga de proporcionar ese calor al recién nacido y se está luchando para que también las mujeres sometidas a una cesárea puedan estar en contacto con el neonato. De todo se va aprendiendo y, a través de esta comisión, se actualiza la formación de aquellos profesionales que llevan muchos años ejerciendo y desconocen los últimos avances o recomendaciones», remarca Zamora.
CADA TRES HORAS. Otro error era creer que los bebés debían mamar cada tres horas. Lo recomendable a día de hoy es seguir una alimentación a demanda y ponerles al pecho cada vez que lo pidan ya que ellos son capaces de autorregularse. Lo importante, dicen, es no marcarse unas expectativas demasiado altas e intentar informarse siempre a través de profesionales. «Dar el pecho o no, es decisión de la madre y nadie debe interferir en ello. Lo que sí podemos garantizar es que tanto las matronas como los especialistas en pediatría se van a implicar al cien por cien. La madre va a estar arropada de manera constante y siempre va a tener a quien acudir en caso de necesitar ayuda», asegura Tejedor.