Según el socorrido refranero, Lo que está a la vista no necesita candil, y es más que evidente, se pregunte a quien se pregunte, que la acera de la residencia Puente de Hierro necesita que se intervenga, competa a quien competa. «Que vengan, les pondremos una armadura de acuerdo a los ochenta y pico años, y le dejaré la silla de mi marido», afirma Toyi Marcos. «Es sencillo, si cuatro de ellos se sentaran en una silla de ruedas, salieran de la residencia y fueran al Salón o al hospital, veríamos», reitera Pilar Baños. Ellas son dos del grupo de personas que recogen firmas, hasta ahora más de 1.300, para que se dé solución al problema que «residentes, usuarios, trabajadores, visitantes...» padecen por el estado que presenta la acera (imágenes que acompañan este reportaje).
«Mi marido es alto y voluminoso y la silla de ruedas se encabrita según en qué sitios», expone Toyi Marcos, quien manifiesta no comprender que se tengan que recoger firmas para que se arregle esta acera: basta que «tuvieran sensibilidad con nuestros mayores, porque se le llena la boca y, sin embargo, cuando llega la hora de la verdad hacen caso omiso; solo cuando piden el voto», apunta, para añadir a renglón seguido que «aquí se ha caído mucha gente; gracias a Dios no han pasado nada», incide. «Es un problemón para muchas personas que padecen alguna discapacidad poder caminar por esta acera sin dar con los huesos en tierra, ya sea a pie, con bastones, andador, silla de ruedas...», recalca.
«Los mayores están encerrados en la residencia porque no pueden salir. Sacamos a mi madre si viene alguien conmigo», declara Pilar Baños, quien hace hincapié en que «si estuviera liso y bien arreglado, podríamos llegar al Salón sin ningún problema». «No tiene sentido que la acera que mejor tiene que estar para las sillas de ruedas y demás sea la peor de Palencia», asevera.
La «peor» acera de la ciudad - Foto: Sara MuniosgurenArancha Andrés también se ha involucrado en este recogida de firmas, y es que es sufridora en sus carnes -ha tenido dos caídas- «Cuando vas con las silla de ruedas, esto es terrorífico, horroroso; está indecente», argumenta. «La alcaldesa debe mirar por las personas discapacitadas y los mayores», observa.
Otra afectada, Loli González, recuerda que mientras su madre fue válida «no parecía difícil», pero cuando empezó con el andador y con la silla comenta que tiene que pedir ayuda a su hermana.
«Vamos a continuar dando guerra, si hay que hacer una cuestación popular para arreglar esto, lo haremos; si tenemos que escribir a quien sea, lo haremos. No vamos a parar», concluye contundente Toyi Marcos.