Los últimos días de septiembre, así como los primeros de octubre, amén del frío y de los primeros chubascos, vienen acompañados de capazos llenos de uvas. Viñedos cada vez más vacíos y barricas paulatinamente más llenas marcan la estampa que se vivirá durante los próximos días en varios rincones de la provincia.
La bodega Carreprado, ubicada en Alba de Cerrato, ya ha comenzado con la cosecha vitivinícola. Algunos de sus viñedos, localizados en los alrededores del pueblo y en los de la localidad colindante de Cevico de la Torre, ya carecen de racimos, si bien la colecta les llevará hasta el domingo o el lunes.
De sus tres hectáreas y media saldrán, de acuerdo con sus previsiones, unos 15.000 kilos de vino marcados por «la buena salud de la uva». «La uva viene muy sana, sin enfermedades. Además, como ha llovido bastante, hemos conseguido que esté más gordita y lleve más mosto dentro. Esto hace que, con un kilo de uva, tengamos más zumo que otros años», explica a Diario Palentino el propietario y gestor de Carreprado, Álvaro Mélida. Asimismo, la abundancia de agua a lo largo del año también ha permitido a la bodega cerrateña reducir y atrasar la campaña de riego, que tiene lugar en verano por ser la época más falta de lluvias. «Hemos empezado en agosto a regar. Normalmente, no se comienza tan tarde. Además, solo hemos empleado un cuarto del agua que utilizamos otros años», detalla Mélida.
Cabe señalar que la vendimia en el resto de bodegas de la provincia comenzará a lo largo de estos días. Por ejemplo, en el caso de la firma Pagos de Negredo, si no hay ningún imprevisto, la colecta de la uva comienza hoy en los viñedos que la bodega tiene en Torquemada.
PROCESO. Tras la colecta en los viñedos, que en Carreprado realizan de forma manual, la uva tempranilla es trasladada hasta la bodega, donde, primero, pasa por la despalilladora para separar el raspón (la parte leñosa) del hollejo y la pasta de los racimos.
De ahí se pasa a los depósitos de acero inoxidable, donde se lleva a cabo la fermentación alcohólica. «Una vez acabada la fermentación, pasamos a la prensa. Prensamos la pasta y sacamos solo el líquido», desgrana el gestor de la bodega.
Este proceso se lleva a cabo para los vinos jóvenes, es decir, para los de la uva de temporada. Los de crianza y los robles utilizan el denominado vino yema, el cual, sin pasar por la prensa, va directo a la barrica. «Conseguimos que los vinos tengan mejor cuerpo y más aromas. En las barricas americanas, el aroma es más basto; mientras que en las francesas, conseguimos unos más finos», relata.
En el caso del crianza, el caldo permanece dentro de la madera durante 12 meses, a los que se suman otros 12 en botella; por su parte, los robles se almacenan durante medio año en la barrica, pasando después otro semestre en la botella. «Siempre debe estar, al menos, el mismo tiempo en barrica que en botella, ya que esta segunda afina todas las esperezas que te puede dar la primera», subraya.
Como novedad, la bodega cerrateña ha comenzado este año con la comercialización de vino verdejo, que se suma a las otras cuatro referencias con las que trabaja Carreprado: crianza, roble, joven y rosado.
JERBO. Uno de los proyectos futuros de Carreprado es la elaboración de vino mediante la utilización del fruto del jerbo (acerola), una iniciativa en común con la Universidad de Valladolid y cuya memoria finalizó la pasada semana. «Está ya para llevarlo a producción», adelanta Mélida, si bien habrá que esperar hasta el próximo año para que esta nueva iniciativa se materialice en una realidad.
Cabe subrayar que la Diputación reconoció a la bodega con el segundo premio de los galardones Generando valor rural provincia de Palencia por este proyecto, mediante el cual la firma vitivinícola busca conseguir una bebida «cien por cien palentina, autóctona y singular».
«Los jerbos hay que recogerlos cuando se caen del árbol, pues eso significa que están maduros. Tienes que trabajarlos por un lado y el vino por el otro, para, finalmente, hacer lo propio con los dos en conjunto», concluye Mélida. Cabe señalar que este tipo de vino sería un derivado del rosado.