¿Cómo se puede tener vigilado y controlado de forma permanente un lugar que esté alejado de los grandes núcleos de población y que necesite de una protección especial? Esta es la pregunta que se hizo el Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información Leonardo Torres Quevedo (Itefi), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La respuesta también la tiene este organismo estatal, que trabaja en un proyecto pionero que consiste en la monitorización del barrio de bodegas de Baltanás en su conjunto con la ayuda de sensores inalámbricos que recogerán datos como la humedad relativa, la temperatura ambiente o la ventilación al abrigo de una iniciativa de ámbito europeo de conservación del patrimonio.
Como punto de partida, ya se ha realizado una prueba sobre el terreno para comprobar que el sistema funciona y es válido para su aplicación en la capital histórica del Cerrato, habida cuenta de que las 374 bodegas baltanasiegas (censo oficial) se superponen en seis niveles distintos a lo largo del cotarro. Superada con éxito esta etapa inicial, en las próximas semanas un grupo de investigadores del CSIC se desplazará hasta este rincón de la provincia para colocar los primeros aparatos, a través de los cuales se obtendrán los datos necesarios que darían la voz de alerta si la conservación de la bodega corre peligro.
Continuando esta línea de investigación, se impulsa la vigilancia «no destructiva, escalable e inteligente» de «tesoros culturales remotos». Así, un equipo internacional de investigadores trabajará de manera conjunta. Gracias a este proyecto, por ejemplo, se vigilarán movimientos y desplazamientos del terreno de las bodegas para contribuir a su conservación presente y futura.
El proyecto incluye también un vuelo de dron para ubicar los elementos exteriores de cara a mejorar en la conservación preventiva de todo el entorno, que es la meta que se persigue con esta nueva iniciativa que pone a Baltanás a la vanguardia tecnología en lo que a preservación del patrimonio se refiere, y poder actuar cuanto antes. «Lo que se pretende es adelantarse a cualquiera de los inconvenientes que puedan surgir en un elemento que es vivo y que puede tener cambios por factores externos como pueden ser las lluvias a través de las filtraciones de agua en el terreno», explica la alcaldesa, María José de la Fuente.
«Tenemos algo excepcional. Bodegas hay en muchos otros lugares, pero un conjunto de las características del de Baltanás, con la conservación que tiene [las puertas, por ejemplo, son originales], solo hay aquí, y ese es el valor que le queremos dar para que sirva como motor de desarrollo social, económico y turístico del municipio», añade la regidora, que pone en valor el trabajo altruista que desarrolla la Asociación de Bodegas, muy comprometida con la preservación, puesta en valor y divulgación.
Lo mismo ocurre con el Plan de Sostenibilidad Turística que pilota la Diputación, un acicate para la comarca cerrateña. Así queda reflejado también en el lema de la localidad: Conocer para conservar; conservar para transmitir, de tal manera que las generaciones futuras puedan disfrutar del conjunto al igual que los actuales vecinos.
DRIEHAUS
Baltanás no deja pasar ni una sola oportunidad a la hora de conservar la principal carta de presentación del municipio a nivel turístico, por lo que también se ha subido al tren de Driehaus. En este contexto, ha sido seleccionado un proyecto que se fundamenta en la «conservación y el mantenimiento de la construcción tradicional», señala De la Fuente, cuyo Ayuntamiento centrará sus esfuerzos en la zona de las bodegas más próximas a las viviendas del municipio, es decir, el lado del cerro que mira hacia el casco urbano.
Este lleva aparejado la construcción de un centro polivalente con un programa cultural ligado al patrimonio excavado de Baltanás, «que contribuya a potenciar la actividad social y que sirva como centro de interpretación del conjunto de bodegas» y para el que se emplearán elementos propios de la arquitectura tradicional, de tal manera que quedará «completamente integrado con el entorno». Y es que, según sostiene la regidora, «es importante sensibilizar a los más jóvenes sobre la historia local y darles a conocer la cultura del vino. Este será el lugar idóneo para hacerlo, asociando en todo momento la parte más lúdica con el conocimiento de lo tradicional». Por otra parte, se propone intervenir en los elementos de acceso, como pueden ser caminos o sendas, en el lado del cotarro en contacto con el núcleo urbano del pueblo.
DIGITALIZACIÓN Y MUCHO MÁS
Fue en el año 2000 cuando se dieron los primeros pasos en la regularización y conservación del barrio de bodegas, con un censo que atribuye cada orificio excavado en el cerro a un propietario o a una familia. Se abrieron todas las bodegas para que pudieran realizar las mediciones interiores y las fichas individuales de cada bodega, con la colaboración «total y absoluta» de los vecinos.
Entre 2007 y 2008 llegó el levantamiento topográfico del exterior, lo que permitió conocer cómo se relacionan unas cavidades con otras. De ahí se fue evolucionando a la par que lo hacía la tecnología, y así llegaría el 3D o la digitalización para conocer el volumen de las bodegas dentro del cerro y acercar este recurso al turista.
Todo este trabajo previo se vio recompensado en 2015 con la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), lo que supuso un punto de inflexión. Eso mismo ocurrió también con la adquisición del lagar comunal por parte del Ayuntamiento, cuya restauración fue premiada en AR&PA, y que será el epicentro de la fiesta De lagares del domingo de la semana próxima.
«En los inicios era algo de uso tan cotidiano y cercano a la vida ordinaria de la gente, que nadie se había parado a pensar en el potencial del barrio de bodegas, equiparable a cualquier otro monumento», sostiene De la Fuente, quien insiste en que «los pequeños cabemos en el mundo del enoturismo, que también busca reconocer los elementos tradicionales de la cultura del vino e intentar que no se pierdan».
«Todo lo que se hace es complementario. El estudio de la bodegas comienza por analizar la estabilidad del terreno para garantizar que es estable, conocer el interior de lo que oculta la tierra y una de las dudas más grandes, dado que se trata de un proyecto de construcción colectiva, cómo ocupan el terreno de interior del cerro, cómo se define su trazado y si todo el espacio está ocupado, como así es», señala la alcaldesa.