Cinco años esperando a que San Mateo cayera en sábado y cinco días revisando el tiempo. Así han permanecido los romeros de la Virgen del Brezo, que ayer se reencontraron con la reina y madre de la comarca de La Peña en su Romería Mayor, al pie de las montañas. Lo hicieron de forma multitudinaria (aunque menos de lo que cabría esperar en un fin de semana en el que la meteorología hubiera acompañado) en una jornada festiva en la que la devoción pudo con la amenaza de lluvia y los peñiegos se acercaron en masa hasta el santuario mariano de Villafría de la Peña.
Las 5.000 personas que se esperaban se vieron reducidas a unos cuantos centenares, pues muchos decidieron quedarse en casa ante los malos augurios meteorológicos que venían anunciándose toda la semana, si bien el grueso de la celebración se desarrolló con absoluta normalidad. De esta manera, no hubo que hacer uso de los dos aparcamientos complementarios que habilitó el Ayuntamiento de Santibáñez de la Peña ni de la línea de bus que desde estos iba a acercar hasta el templo a los asistentes, pues todos pudieron hacerlo por sus propios medios al haber espacio de sobra para los vehículos en el entorno del santuario.
La eucaristía tuvo lugar en la explanada trasera del templo, donde se volvía a repetir así una de las peculiaridades de este día, con la pradera y la montaña repleta de fieles en una de las estampas más bonitas que deja cada año esta fiesta. El escenario se mantuvo, como también lo hizo la devoción que los feligreses del Brezo profesan por su Virgen, a la que tan solo tienen la oportunidad de ver en persona en su casa una vez al año (el resto del tiempo se exhibe en el Museo Diocesano por su incalculable valor), pero que les acompaña en su día a día y les protege bajo su manto. El mismo que se enfundó ayer, de un deslumbrante terciopelo azul con hilos de oro que engrandecía la belleza de la talla románica, rematada con su corona dorada de doce estrellas que se ciñó por vez primera en 1961.
Panorámica durante la misa de campaña, que se celebró en la explanada trasera del santuario mariano de Villafría de la Peña. - Foto: Rubén AbadLa Virgen ocupó un lugar destacado en la trasera del santuario durante la misa, que presidió el obispo, Mikel Garciandía, en su estreno en la Romería Mayor como pastor de la Diócesis. «Hoy [por ayer] culminamos con esta celebración cuanto habéis trabajado, reflexionado y orado en la novena. El lema nos inspira para vivir y luchar más unidos: una familia que crece entre dificultades. María del Brezo acompaña nuestra vida y crecimiento», sostuvo durante la eucaristía, concelebrada por una decena de sacerdotes de la comarca y a la que pusieron melodía el coro y la soprano Ana Clara Vera, que interpretó el Ave María.
«A los pies de la Virgen, os invito a renovar nuestra fe. Creer, esperar y amar es lo que permite crecer y dar mucho fruto», remató, no sin antes recordar su primera visita a este lugar hace 45 años como monitor de campamento. Palabras que pronunció Garciandía en un abarrotada pradera, hasta el punto de que muchos le escucharon desde el interior del templo (allí antes y después fueron centenares los que besaron la medalla) y otros tantos lo hicieron desde la contigua capilla de la Virgen del Mar.
DOBLE PROCESIÓN
Antes de la misa, el repique de campanas anunciaba la inminente salida de Nuestra Señora de su santuario. La talla recorrió a hombros los escasos metros que la separan del altar. El mismo recorrido completó tras la misa de campaña, en la que en varios momentos el sol hizo acto de aparición, como lo haría allá por 1478 la imagen de la Virgen a dos pastores extremeños en lo que hoy se conoce como Fuente de los Pastores. Ya en la escalinata, cofrades y romeros despidieron hasta 2025 a la patrona de La Peña, no sin antes entonar la Salve en su honor. «Dios te salve, Reina y Madre. Luz del Brezo, flor nevada. Dios te salve, doce estrellas coronan tu frente blanca», se oyó entre las escarpadas montañas del Brezo.
La procesión de ida y vuelta tuvo lugar ante la mirada atenta de las cientos de personas allí congregadas, entre las que se encontraba la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; el delegado de la Junta, José Antonio Rubio; el procurador y primer edil de Guardo, Juan Jesús Blanco; la senadora y regidora de Aguilar de Campoo, María José Ortega; los diputados Urbano Alonso y Jesús Sevilla; y varios alcaldes de la provincia como los de Castrejón de la Peña, Mantinos, Cervatos de la Cueza, Villaturde y el anfitrión, el de Santibáñez de la Peña.
Este último, Manuel Maza, que tuvo el privilegio un año más de portar la imagen, subrayó que «es el día grande de La Peña, en la que venimos a presentar nuestro respeto y a demostrar año tras año la devoción y el enorme cariño que sentimos por ella». A renglón seguido, aseguró en declaraciones a Diario Palentino que se trata de la Virgen «a la que más devoción hay en la provincia, y a la que más gente acude». En el capítulo de rogativas, pidió «trabajo» para «frenar la despoblación» y que la comarca «siga viva».
PROGRAMA COMPLEMENTARIO
En paralelo, se celebró el VII Concurso de Loas, que proclamó ganador a Javier Castrillo. Por otro lado, el X Certamen Nacional de Pintura Rápida, organizado por el Consistorio santibañés en colaboración con el Grupo Muriel, dio cita a una decena de artistas llegados desde Castilla y León, País Vasco, Cantabria y Asturias y del que resultó vencedor Pedro Cebrián, de Segovia.
Por lo demás, la mayoría de los feligreses concentró este año su visita en las horas centrales del día, coincidiendo con la misa mayor en honor a Nuestra Señora, y menos gente de la habitual se atrevió a desplegar el mantel y comerse un buen trozo de tortilla en este remanso de paz y tranquilidad. En cambio, los puestos del pequeño mercado instalado en una de las campas de acceso al santuario recibieron un goteo constante de curiosos durante buena parte de la mañana.
Más allá de la suspensión de las actividades lúdicas programadas en Aviñante de la Peña ante el estado del prado por la lluvia de la víspera, el día se celebró según lo previsto. En ello tuvieron mucho que ver también los efectivos allí desplegados de la Guardia Civil, los bomberos del parque comarcal de Guardo, Cruz Roja y los voluntarios de Protección Civil de Cervera de Pisuerga, que se estrenaron en la romería.