Vírgenes consagradas en Ampudia, las esposas de Cristo

Rubén Abad
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Las dos monjas del santuario de Alconada, Rosario y Mónica, pasan a formar parte del Ordo Virginium, siendo ya tres las consagradas desde que llegara a Palencia el obispo Manuel Herrero en 2016

Vírgenes consagradas en Ampudia, las esposas de Cristo - Foto: Óscar Navarro

Sin funciones específicas, pero «al servicio y la disponibilidad» de lo que la Diócesis necesite de ellas. Así trabajan desde el pasado domingo las hermanas Rosario y Mónica, que entraron a formar parte del Orden de Vírgenes en  una emotiva ceremonia que congregó a un buen número de fieles, amigos y allegados. Con ellas son tres las vírgenes consagradas (la primera desempeña actualmente su labor en San Bernabé, según la información facilitada por el Obispado) desde que el obispo, Manuel Herrero, llegara a la Diócesis en junio de 2016. Este, por el momento, les ha encomendado mantener la noble tarea que desempeñaban hasta la fecha: «Cuidar y mimar el santuario», y acoger a los feligreses que se acerquen hasta este rincón de la Tierra de Campos palentina. Llegado el caso, también podrían ejercer como catequistas y ayudar en las tareas pastorales que se les encomiende. 

«Paz, felicidad y una alegría muy grande» son los sentimientos que invaden a ambas en estos momentos, si bien ellas siguen siendo las mismas hermanas que se conocieron en Ampudia, se hicieron familia, se escuchan y se cuidan. «Paz porque al final no dejas de ser una cosa para ser otra, sino que sigues un camino de la búsqueda de la santidad siendo esposa de Cristo», explica Mónica. 
«Para mí, esto es un suma y sigue. No es un cambio, es una nueva etapa con una gratificación a lo que hace muchos años sentí que Jesús me pedía», añade la religiosa desde la tranquilidad de un templo por el que se desvive desde que allí aterrizó hace ya 24 años.

En la práctica, el nombramiento de Rosario y Mónica como vírgenes consagradas permitirá que el monasterio de Alconada en el que residen permanezca abierto como hasta ahora. Y es que ya no se han de regir por la orden del Císter, que no permite comunidades de religiosas por debajo de los tres miembros. Un problema en la España vaciada que ellas vivieron en sus propias carnes tras el fallecimiento en enero de 2022 de sor Anunciación, la priora emérita y madre fundadora del monasterio. 

¿QUÉ ES EL ORDO VIRGINIUM?

En la Iglesia católica, las vírgenes consagradas son «mujeres enamoradas de Cristo que respondiendo a su llamada han consagrado su vida a ser su esposa. Un carisma dado por Dios que expresa la pertenencia absoluta y oblativa a él», explica Mónica, quien recuerda que es la forma consagrada de los primeros siglos de la era cristiana. «Había muchas mujeres que seguían a Jesús y que lo siguen junto a los apóstoles y a los primeros evangelizadores», señala.

Son mujeres que profesan la castidad y viven en las realidades del mundo, sin ser del mundo. Cada una es autónoma y vive de su trabajo. Es una vida consagrada única que «formulando el propósito santo de seguir más de cerca a Cristo, son consagradas a Dios por el Obispo», añade.

Las consagradas pueden estar presentes en cualquier área de evangelización y trabajo civil o eclesial. Pueden vivir solas, con su familia o pueden asociarse para apoyarse entre sí, opción esta última por la que han apostado Rosario y Mónica.