El anunció del compromiso cogió a toda España por sorpresa. Pocos familiares y amigos, prácticamente ninguno, conocía que el Príncipe Felipe mantenía una relación con una de las caras más conocidas de la Televisión, Letizia Ortíz.
No lo tuvieron fácil desde el primer día, Letizia -incluso se criticó la zeta- no pertenecía a la aristocracia y tenía "pasado". El mismo que la mayoría de las jóvenes españolas de su edad, pero la España más oscura pretendía que la futura reina de España tuviera un pasado "blanco", aunque conocían muy bien el resultado que había tenido Lady Di en el Reino Unido. La candidata perfecta, sin mácula y con prueba de virginidad, puso en riesgo la Monarquía brotánica, la más importante del mundo, por su inexperiencia y falta de madurez.
A la periodista Letizia Ortíz se la criticó desde el mismo momento del anuncio del compromiso, cuando impecable en un traje blanco de pantalón y chaqueta interrumpió al Príncipe para hacerle un comentario. Los que estábamos allí, en el Palacio de El Pardo, no percibimos que fuera un mal gesto, sino que espontáneamente la novia quiso decir algo en favor de Doña Sofía. Pero la crucificaron. Por otra parte, desde ese mismo día se puso el acento recoger su distante relación con el Rey Juan Carlos.
En honor de la verdad hay que señalar que efectivamente esa relación fue distante desde el principio y lo sigue siendo, mientras que Dña Sofía recibió a Letizia poniendo todo su afán en demostrarle su aceptación pensando en que era lo que deseaba su hijo. Pero a lo largo de los años ha habido momentos difíciles entre las dos mujeres. Que se han ido salvando porque las dos eran y son conscientes de que por encima de todo está la institución que representan.
Un abuelo taxista se utilizó malévolamente por quienes querían una princesa, una reina, de abolengo. También algún fallo de protocolo, aunque Doña Letizia puso todo su empeño en aprender las formas que se esperaban de una futura reina. Se le criticó que mostrara excesos propios de un supuesto populismo y progresismo y, cuando fue madre, que ocultara a sus hijas, cuando los españoles querían sentir cercanas a la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.
No lo tuvieron fácil los Príncipes Felipe y Letizia, hoy Reyes. Hasta el punto de que sufrieron una seria crisis personal en el verano 2023, que lograron superar. Los dos han hecho esfuerzo por amoldarse a sus responsabilidades y poner en lo más alto el prestigio de la monarquía, con momentos difícil de soportar porque desde el gobierno de Pedro Sánchez se han puesto muchos obstáculos para tratar de impedir que los Reyes tuvieran el lugar que les corresponde en algunos de los actos institucionales: o simplemente que pudieran ocupar su lugar. Por no mencionar los gestos de falta de educación, no solo de protocolo, protagonizados por el presidente de gobierno en público.
Quizá porque lo han tenido difícil D. Felipe y Dña Letizia, los dos, han puesto todo su empeño en seguir adelante con sus responsabilidades sin dejarse amilanar por las campañas en su contra. La última ha sido tan miserable que se ha producido la reacción contraria que buscaba su inductor, y en torno a la Reina se creó un movimiento de solidaridad que hace solo unos años habría sido impensable.
El principal logro de los dos ha sido crear una familia que es familia. Con una Princesa de Asturias que, a partir de su regreso de Gales e iniciar su formación militar, con mayor proyección pública, se ha convertido en un referente. Sin permitir además que su hermana Sofía pueda sentirse desplazada al no ser heredera. En la medida de lo posible y del protocolo, recibe el mismo trato que Doña Leonor.
Hace veinte años D. Felipe de Borbón y Doña Letizia Ortiz se casaron bajo una manta de agua que obligó a recurrir al Rolls para que la novia pudiera cruzar la Plaza de la Armería para llegar a una catedral de la Almudena plagada de miembros de Casas Reales, importantes figuras de la sociedad española y parte de sus compañeros de RTVE.
Dice el refrán "boda mojada, boda afortunada". No todo ha sido un camino de rosas en esa boda que cumple su vigésimo aniversario. Pero celebrada D. Felipe y Doña Letizia dan la talla que se espera de unos reyes, y mucho más. Se han ganado el respeto generalizado de los españoles no sectarios que quieren lo mejor para su país, más allá del debate de monarquía y república.
Hoy, son el principal referente de estabilidad en una España desgraciadamente inestable.