Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Tiempo de versos

11/05/2024

Mayo en su plenitud. Etapa en la que los poetas dan rienda suelta a su imaginación. ¿El resultado es siempre el perfecto y deseado? Pues... tal vez no desde el punto de vista  literario, pero si ha servido para pasar un rato distendido, relajado y fuera de la prosa forzosa... bienvenidos sean sus versos. Puedo jactarme, y me jacto con muchísimo orgullo, de que en mi familia materna, en pasado, y presente, estuve, y todavía estoy, rodeada de grandes y famosos poetas. Mi abuelo materno, muy joven,  ya era secretario de Magaz, y fue elegido, y nombrado a dedo, porque...--Ese chiguito, Pedro, que escribe versos, también puede encargarse del papeleo local--.Y lo aceptó, y se casó  con la niña más guapa y más pijilla del  pueblo, la que tocaba el piano... residía en una casa preciosa... formaba tertulias  con intelectuales... Y, luego, sus hijos, Eusterio, ---la plaza Mayor de Magaz lleva su nombre---, Ángel, Pedro,... todos escribieron libros, colaboraron en prensa, promovieron actos literarios, organizaron  reuniones... y más y más... Mis hermanos Andrés, Emilio, Pedro... también han sido magníficos poetas, tanto, que algunas paredes de sus casas  me desconciertan porque no sé  si están empapeladas... pintadas... porque las placas y los trofeos  las cubren totalmente, y parte de ellos son materialmente auténticas joyas, de plata, o pura artesanía. Andrés. con su Revista Hablada Poética Juan de Baños, ha recorrido España. Y así... y así... y así... Si eso no es estar sumergida entre versos... que venga Dios y lo vea.
¡Todo este tejemaneje lo apoya y lo promueve la  constancia! Ahí hay mucho mérito, trabajo, ilusión, inspiración, entrega, y la conclusión  de que al anteponerse los sentimientos han dado paso al corazón, llevándose de calle el materialismo  y cerrando bajo llave el día a día rutinario.  Ojalá que todavía me rodearan del primero al último de cuantos  poetas han sido míos, pero que por desgracia ya no están, y que los llevo tan en mí que, a veces, entre su rima, mi emoción y sus recuerdos, formo un batiburrillo que me despista. Hoy mismo, tendría que recordar que necesito salir a comprar patatas, pero como  estoy entre papeles, pues no me acuerdo y por eso no salgo.  Aunque me va a resultar muy dificilillo... ¡Pero muy original,  cocinar una tortilla de sonetos!