Editorial

Unos Juegos Olímpicos para sentar las bases del futuro del deporte español

DP
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El nivel exhibido por los deportistas españoles durante el último ciclo olímpico auguraba un mejor resultado

Los Juegos Olímpicos de París 2024 ya son historia y llega el momento de hacer balance, sacar conclusiones y tomar nota para tratar de subsanar los errores que se han podido cometer. A nivel organizativo, París ha puesto el listón muy alto, aprovechando para mostrar al mundo entero las excelencias de una ciudad espectacular en la que se han buscado escenarios idílicos para la práctica deportiva, con unas estampas que han conjugado patrimonio y deporte que quedarán para el recuerdo. Ese éxito también ha venido correspondido con la masiva presencia de espectadores en las distintas disciplinas deportivas, que han contribuido a generar un ambiente excepcional, lo que demuestra que el movimiento olímpico sigue estando muy vivo y busca enganchar a las futuras generaciones.

Bien es cierto que ese éxito no ha estado acompañado de unas marcas deportivas deslumbrantes (salvo casos excepcionales) y ha habido algunas cuestiones como la salubridad del río Sena o las condiciones en las que han vivido los deportistas en la Villa Olímpica que han podido ensombrecer un tanto unos Juegos Olímpicos que, no obstante, han cumplido con creces las expectativas y han cedido el testigo a Los Ángeles de una manera espectacular.

En cuanto a la participación de la delegación española, los objetivos con los que acudía el Comité Olímpico Español no se han cumplido. Las medallas, 18 en total, que al final es lo que sirve para calibrar el éxito o el fracaso en una cita olímpica, la sitúan al mismo nivel de las últimas citas y sigue sin alcanzar esa cifra histórica de las 22 preseas que se lograron en Barcelona'92.

Quizá no se pueda hablar de fracaso, porque los deportistas españoles lo han dado todo por alcanzar los mejores resultados, pero en unas ocasiones por la mala suerte, en otras porque los rivales simplemente han sido mejores y en otras porque llegado el momento no han alcanzado el nivel que de ellos se esperaba han llevado a que la delegación española haya quedado relegada al puesto número 15 en el medallero, coincidiendo con el puesto que ocupa el país a nivel mundial teniendo en cuenta su Producto Interior Bruto. No obstante, el nivel exhibido por los deportistas españoles durante el último ciclo olímpico auguraba un mejor resultado que luego no se ha refrendado. Pero así es el deporte.

Las bases del deporte español están puestas. El plan Team España puede ser un excelente punto de partida para alcanzar mayores cotas de éxito en el deporte español en el futuro. Pero no debemos olvidar que ese sustento de la élite conlleva también una apuesta decidida por la cantera. Y esa es la base del éxito del futuro. Y en ese aspecto aún hay muchas tareas pendientes que se deben subsanar para que este país fortalezca sus estructuras deportivas a nivel general, y no haya que recurrir al apelativo de héroes que se buscan la vida para triunfar cada cuatro años cuando llegan los Juegos Olímpicos.