Editorial

Otra vuelta de tuerca a las normas en la Comunidad de Cataluña

DP
-

Han vuelto a hacer una demostración palpable de ello con 1a propuesta para reformar el reglamento del Parlament de Cataluña

Después de la aprobación de la Ley de Amnistía, el PSOE ya ha dejado meridianamente claro que no hay obstáculos que no sea capaz de remover para blindar, o por lo menos intentarlo, su relación con el independentismo. Especial con Junts, la formación capitaneada por Carles Puigdemont, que mantiene muy en alto la espada de Damocles que podría acabar por decantar la estancia de Pedro Sánchez en el Palacio de La Moncloa. 

 Los socialistas están demostrando una gran habilidad en saltar esos obstáculos aunque para ello haya que legislar en los márgenes de la Constitución o retorcer cualquier regla, por sagrada que se considere. Han vuelto a hacer una demostración palpable de ello con 1a propuesta para reformar el reglamento del Parlament de Cataluña que ha registrado el PSC con Junts, ERC, Comuns-Sumar y la CUP. Una reforma con la que se pretende ampliar las posibilidades de delegación del voto para que queden bajo el paraguas reglamentario los parlamentarios que han obtenido esta condición huidos de la Justicia española. 

Mientras se dirime la aplicación de la amnistía, que parece complicarse por momentos con las múltiples aristas judiciales de algunos de los afectados, se intenta poner puente de plata a su participación remota en los cruciales pasos que tiene por delante la cámara catalana. El cabecilla de Junts es el que más escollos se está encontrando por el camino, en consonancia con la preeminente posición que tuvo en los hechos del procés y por los que sigue encausado. Sin embargo, el cambio reglamentario, que se tramitará por la vía de la lectura única para agilizar su aprobación, le permitiría una participación delegada en las votaciones. Una opción que ya se admitió en la votación de la mesa del parlamento y que está sobre la mesa del Tribunal Constitucional, tras la denuncia presentada por el Partido Popular. Si en ese caso los votos delegados fueron decisivos para la elección de la propia mesa, no menos importantes resultarían para otras votaciones trascendentes que se puedan celebrar. Con el 26 de agosto en el retrovisor, la fecha en la que se lanzaría la repetición electoral si para entonces no se ha conseguido elegir un presidente para Cataluña, se van poniendo piedras para dar satisfacción al líder de Junts, quien, a su vez, no renuncia a sus aspiraciones presidenciales.

En muchos círculos cobra fuerza la idea de que unas nuevas elecciones en Cataluña puedan ser inevitables ante la fragmentación del Parlament, pero tampoco se descarta que Sánchez, maestro ya en propiciar giros dramáticos de los acontecimientos, pudiera sacrificar a Salvador Illa en aras de una precaria estabilidad de su gobierno. Mientras tanto, una nueva vuelta de tuerca retuerce un poquito más unas normas del juego que resultan demasiado elásticas.