«El Ateneo funciona como institución abierta a las ideas»

Pablo Torres
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El Ateneo celebró el pasado 10 de diciembre su 147 aniversario, el séptimo desde su refundación en 2016. En la Presidencia se encuentra la odontóloga, odontopediatra y docente Virginia Franco, quien hace balance a 'Diario Palentino' de 2023

Virginia Franco - Foto: Óscar Navarro

Virginia Franco ha llegado al ecuador de su Presidencia en el Ateneo, entidad que renueva el cargo de forma bianual. Esta odontóloga y odontopediatra combina sus labores en su clínica de Villamuriel de Cerrato con la docencia en la Universidad del País Vasco. 

Se ha cumplido hace poco el aniversario de la refundación del Ateneo. ¿Es un hito en el ámbito cultural de la ciudad?
Siete años no son pocos, efectivamente. El día de la refundación hicimos historia y recogimos un desafío de nuestros antepasados palentinos, quienes se habían confabulado para traer a Palencia a los intelectuales de finales del XIX y de comienzos del XX. Siempre lo he pensado, pero cada día estoy más convencida de que el 10 de diciembre de 2016, día de la refundación del Ateneo, fue un muy buen día para la ciudad.

¿Cómo influye la existencia de una entidad como la que dirige para la promoción de Palencia?
Sirve para decir que cada semana hay dos o tres actos, en un espacio vivo y con muchas ganas.

El Ateneo funciona como institución abierta a las ideas, los debates y las inquietudes de la ciudad y su provincia. Que se hable, que se lea, que se dialogue, que se agite la vida del pensamiento crítico. Queremos incentivarlo de manera altruista, así como potenciar con sencillez y humildad el bienestar y el progreso de la ciudad.

¿Intentan priorizar alguna disciplina cultural?
No, intentamos incentivar el pensamiento crítico desde todas las disciplinas culturales, traducidas en nuestras secciones.

¿Cómo de avanzado está el posible acuerdo con la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos) para la cesión de una nueva sede?
No es una cesión, es un proyecto común de ambas entidades en un lugar aún por definir. Ya está totalmente cerrado y aprobado el acuerdo, y estamos a la espera de poder firmar un convenio.

¿Cómo de importante será para la entidad este cambio de sede?
Muy decisivo para mejorar nuestra tarea, y para crecer en número de socios, apoyos y  acercarnos aún más a la ciudad y sus anhelos. Deseamos cambiar radicalmente nuestro enfoque de lo que puede hacer el Ateneo en la ciudad. 

Nos hemos propuesto un reto importante, advertidos de que remamos contracorriente y sabiendo que esto de crear algo nuevo para la ciudad chocará con dos mentalidades: la que acoge con ilusión y entusiasmo los proyectos sólidos y razonados y la que desecha cualquier propuesta porque obliga a despertar o a compartir generosamente.

Ahora que se acerca el final de 2023, ¿cuál es su balance del año?
Más no podemos hacer: más de 90 actos y nuevos socios cada mes. Hemos salido con mucho deseo de los meses peores de la pandemia.

Empezábamos en diciembre de 2022 una nueva etapa para el Ateneo en la que todo estaba por hacer, movidos por la ilusión y el entusiasmo contagiante que siempre hemos tenido.

De cara a 2024, ¿cuáles serán las líneas de trabajo dentro de la asociación cultural?
Priorizamos asentar los ciclos más valorados y lanzar las agrupaciones de Filosofía y de Ágora Juvenil, fundamentalmente. Daremos también continuidad a todo el trabajo desarrollado en todas las disciplinas culturales en los diferentes formatos (presentaciones, mesas redondas, simposium, tertulias, conferencias, coloquios...).

Compagina su trabajo de odontología con la docencia en la Universidad del País Vasco. ¿Cuánto tiempo dedica a sendas actividades a lo largo del día?
En efecto, compagino el trabajo como odontóloga y odontopediatra con la docencia y la investigación en la Universidad del País Vasco, la que considero mi casa, ya que llevo vinculada a ella desde el año 1995, cuando comencé mis estudios de Odontología.

Respecto al tiempo, mis jornadas de trabajo dan vértigo. Dedico aproximadamente doce horas diarias a mis pacientes y a la gestión de la clínica. Un día a la semana lo dedico a la universidad, habitualmente los jueves. Ese día salgo de la consulta para ejercer la profesión desde la docencia y la investigación.

¿Cuáles son sus objetivos profesionales de cara al próximo año?
No me marco grandes objetivos profesionales, porque, y cada vez lo vivo con más intensidad, me considero sanitaria de vocación y una mujer entregada al servicio. 
Un poco a lo María Zambrano, escritora que tanto me gusta, cuando llegó a España del exilio: «no, yo nunca he querido ser libre. No hay que ser libre. Hay que servir y conocer». Me esfuerzo a diario por estudiar, implicarme y ayudar a mis pacientes y lo que me importa es desempeñar mi trabajo como odontóloga con cariño, humanidad y honestidad.

Dirige una clínica de odontología en Villamuriel de Cerrato, por lo que se podría decir que apuesta por el emprendimiento en el medio rural. ¿Qué dificultades ha supuesto?
Abrí la clínica de Villamuriel en abril de 2001, por lo que llevo la friolera de casi 23 años. Si le soy sincera, era muy joven y desconocía el mundo del emprendimiento, y estar en Villamuriel era puro sentimiento (es el pueblo de mi madre y mi vínculo familiar era muy grande). 

Creo que mis mayores dificultades no han venido por estar en el medio rural, sino porque había estudiado una profesión sanitaria y desconocía completamente el mundo empresarial.