De disputa entre pueblos a una fiesta de hermanos

Rubén Abad
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Mazuecos regresa a la ermita del Cristo de Arenillas, en Cisneros. El covid, el mal estado del templo y las obras impedían a los vecinos honrar a San Juan de Ortega en su casa desde 2019

De disputa entre pueblos a una fiesta de hermanos

Las tallas de San Juan de Ortega, San Antonio, San Isidro y la Virgen María completaron este domingo sobre los hombros de los vecinos de Mazuecos de Valdeginate los dos kilómetros y medio que separan el casco urbano de esta localidad con la ermita del Santo Cristo de Arenillas, que tiene la particularidad de que se levanta en el término municipal de Cisneros.

Es, sin duda, una de las celebraciones más curiosas de cuantas tienen lugar en la provincia al cabo del año. Y es que, lo que empezó como una disputa entre ambas localidades allá por el siglo XVI a cuenta del aprovechamiento de pastos y se agudizó después con la llegada del ferrocarril, se ha convertido en una bonita convivencia entre dos municipios «vecinos y hermanos» y «celebrada en buena armonía»

Así, la comitiva municipal de Cisneros, con la alcaldesa, Rosa Aldea, al frente, aguardó a la llegada de las cuatro imágenes a la raya, la línea divisoria que divide ambos términos municipales. «Del enfrentamiento y los pleitos, que se zanjaron en el año 1848, se ha pasado a una fiesta de dos pueblos en total armonía», señaló la regidora. Asu vez, puso en valor la «convivencia de dos bastones de mando» en una misma celebración. «Es algo insólito», afirmó. 

Una historia cargada de simbolismo que se mantiene intacta desde tiempos pretéritos. Tanto es así que el Ayuntamiento de Mazuecos sigue tramitando la incursión en el municipio vecino por la vía legal, a través de una petición formal entre alcaldes. Ya en el día del patrono, el 2 de junio, recorren juntos el camino hasta el templo en  una fiesta que se completa con un ágape a cargo de Mazuecos;  y el reparto de manos de Cisneros de pan y queso.

VUELTA A CASA

Este año fue más especial aún si cabe para todas las personas que tienen esta celebración marcada en rojo en sus calendarios. Y es que San Juan de Ortega regresó a su casa tras cinco años de dolorosa ausencia, desde un ya lejano junio de 2019.

¿El motivo?La pandemia el covid privó a los vecinos de la comarca terracampina de cumplir con la tradición en las ediciones de 2020 y 2021, después el pésimo estado de conservación -al borde de la ruina- en el que se encontraba la ermita impidieron su celebración en 2022 y en 2023 permanecía cerrada por las obras de restauración que han devuelto el templo a la vida.

«Hemos desembolsado una inversión enorme [cerca de los 300.000 euros en un pueblo que no llega al centenar de vecinos empadronados] para recuperar el templo y poder hacer uso de él nuevamente», destacó en declaraciones a Diario Palentino el alcalde de Mazuecos, Francisco Javier Melero.