La profundidad de Tierra de Campos esconde tesoros ocultos que pueden resultar desconocidos para la inmensidad de la población. Entornos naturales como la Laguna de la Nava, donde se pueden encontrar con casi la mitad de las especies de aves existentes a nivel nacional, o el Canal de Castilla, una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes de las realizadas entre mediados del siglo XVIII y el primer tercio del XIX se unen otro de sus tesoros, el Museo Territorial Campos del Renacimiento, repartido en las localidades de Becerril de Campos, Paredes de Nava, Fuentes de Nava y Cisneros. Más de 40.000 personas han visitado ya, desde que abrió sus puertas el 11 de junio de 2021, alguna de las bellas iglesias de una iniciativa impulsada por la Diputación de Palencia, la Junta de Castilla y León, el Obispado y la Fundación de las Edades del Hombre.
Cuatro pueblos, cinco lugares, cinco personajes, casi 300 obras que contemplar y una sola historia. Esa es la propuesta de esta colección, un novedoso concepto de museo que pretende impulsar económica y turísticamente un territorio cargado de cultura, fe, arte e historia, con mayúscula que habitualmente contemplan visitantes de Castilla y León, Madrid o País Vasco y que comienza a ser conocido entre el público catalán o de comunidades limítrofes como Cantabria.
«El perfil de los visitantes es de personas jubiladas o familias de profesiones liberales a los que les gusta el arte y se quedan disfrutando del museo. Suelen ser gentes que tienen formación y que vienen con un conocimiento previo», explica el director del Museo Territorial Campos del Renacimiento, José María Vicente.
Esplendor renacentista en el corazón terracampino - Foto: Brágimo ICALinicio. La magnificencia de una localidad como Becerril de Campos abre la ruta. La localidad palentina llegó a albergar hasta siete iglesias, de las cuales se han conservado cinco, dos están en ruina, pero otras se han mantenido hasta nuestros días. La de Santa María sirve de punto de partida al visitante. Esta primera sede, ya convertida en museo en el año 1973, cuenta con tallas de esplendor como Pedro Berruguete y una importante colección de quien fuera vecino de la localidad, Alejo de Vahía. Un personaje enigmático que no firmaba sus trabajos. «Era un personaje del norte de Europa que se formó en la zona del Bajo Rin, pero que llegó a Becerril, se casó aquí y durante varias décadas tuvo un taller de escultura que nutrió a gran parte de la diócesis, fundamentalmente la de Palencia, que era una de las más ricas de España. Después de la de Sevilla, la de Toledo, la de Burgos o la de Santiago», señala Vicente.
Nada más entrar en la iglesia sorprende al visitante la techumbre de un juego entrelazado de madera, sin puntas embellecidas por cielos mudéjares y que obligan a erguirse para contemplar su grandiosidad a los miles de turistas que la visitan. «La iglesia tiene un magnífico retablo del siglo XVII y algunas obras como este crucificado gótico, una pieza maravillosa de Vahía que trabajó en Becerril, pero también hizo obras para el resto de las localidades y de la zona», relata José María Vicente. Su parte más antigua responde a los siglos XII y XIII y se corresponde con la nave norte. En el siglo XIV se intervino en el ábside del evangelio, mientras que toda la nave central y la cabecera son fruto de ampliaciones llevadas a cabo durante los siglos XV y XVI. Todo el fondo de este alfarje está salpicado de elementos decorativos vegetales y escudos alternados de CyL, además de enigmáticas caras de hombres y mujeres, seguramente pobladores de la localidad durante aquella época.
El itinerario museístico hace su segunda parada en Fuentes de Nava, localidad que llegó a contar con hasta cinco iglesias. La sede de Campos del Renacimiento se encuentra en la iglesia de Sta. María y, entre los innumerables tesoros que alberga en este templo, destacan su artesonado mudéjar policromado, magníficamente conservado tras su restauración, o la escultura de la Asunción realizada por Alejo de Vahía. En Fuentes de Nava destaca también la torre de la iglesia de San Pedro, de 65 metros y de estilo tardogótico.
«Estamos pensando en un proyecto para su rehabilitación y que se pueda subir a lo alto de la torre. No es excesiva la obra que hay que hacer, pero hay que intervenir», sugiere el director del museo. «Desde allí se pueden contemplar los Picos de Europa, la Montaña Palentina, es algo increíble», reconoce con asombro.
La Iglesia de Santa María saluda al visitante que se maravilla con el interior de un templo que brilla con luz propia, lo mismo que su retablo mayor, obra de Juan de Valmaseda y que de nuevo cuenta con obras de Berruguete o Juan de Villoldo.
«El pórtico parece muy sencillo, pero la iglesia sorprende al visitante en el interior», asegura José María Vicente. Allí se puede contemplar una exposición sobre el artesonado mudéjar con reproducciones en madera, además de conocer de primera mano los instrumentos y herramientas que utilizaban los artesanos.
La tercera parada del recorrido lleva el nombre de Cristo y su Iglesia y se encuentra en la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava, restaurada para este proyecto. En su torre se pueden distinguir diferentes estilos, como el románico, gótico y mudéjar, y en su interior acoge un impresionante conjunto de pinturas, esculturas, documentos y orfebrería, así como una colección de vestimentas litúrgicas única. «Aquí está expuesto un cáliz y unas vinajeras que pesan entre las dos un kilo y medio de plata dorada que regaló el obispo de Lérida. Pero es que nos regaló el cáliz y las vinajeras ya que, como en Paredes había cuatro iglesias, donó un cáliz, una vinajera para cada una de las iglesias y se conserva todo», explica el director del museo.
Aunque, sin duda, la talla más relevante y significativa de este viaje se encuentra en este punto del camino. Se trata del retrato de Rey David, de Pedro Berruguete, que con su mirada penetrante hechiza al visitante antes de despedirse y poner rumbo a la última parada que nos lleva hasta la cercana localidad de Cisneros.
cisneros. La última parada lleva a contemplar dos iglesias en Cisneros. Destaca aquí, igualmente, la figura del Cardenal Cisneros, quien llegó a gobernar la Corona de Castilla en dos ocasiones y cuyos antepasados provenían de esta villa. La primera visita nos lleva a contemplar la iglesia de San Pedro, donde su grandioso retablo mayor, obra de Francisco Giralte, destacado seguidor de Alonso Berruguete embelesa al visitante con una proyección audiovisual que ayuda a comprender la historia de la población, la religiosidad de sus gentes y la vida en esta parroquia a lo largo de los siglos.
La segunda sede en Cisneros es la iglesia de San Facundo y San Primitivo, que acoge, junto a la iglesia de Santa María de Fuentes de Nava, el Centro de Interpretación de las Techumbres Mudéjares.
La riqueza artística de este tipo de elementos dentro de la provincia de Palencia queda constatada en el amplio número de artesonados mudéjares que se han conservado, de entre los cuales destacan, por su calidad y belleza, los pertenecientes a este templo.
Un viaje que retrotrae al pasado al visitante que vuelve a reencontrarse con figuras destacas como el Cardenal Cisneros o grandes de la pintura renacentista como es el caso de Pedro Berruguete.