Si la Cultural B está en Júpiter (Leonés) elBecerril está en otra constelación. Los morados están viviendo un momento estelar, imbatidos en este inicio liguero tras siete jornadas y segundos en la tabla. El triunfo de ayer fue brillante en la primera parte y convincente en el global, porque supo manejar el partido, llevarlo a su terreno, tan pronto rock and roll, tan pronto balada. Y eso lo hacen los equipos con poso, los que saben a qué juegan y cómo hay que hacerlo.
Olea jugó con su once más o menos clásico, con un 5-4-1 que parece defensivo, pero teniendo en cuenta que los carrileros son dos delanteros, Guti y Amado, queda despejada esa duda. Con Sevillano protegiendo los palos, la línea de centrales, ante la ausencia del lesionado Sierra, estaba formada por Diego, Merino y Arranz; Por delante, otra línea de tres, con Simal por el centro y a su altura los dos laterales. La línea de medias puntas y volantes la formaban Pablo, Conde e Isma, dejando la referencia a Míkel. Un dibujo armónico, ocupando muchos espacios.
La Cultu B es un equipo rejuvenecido, en el que ya no está el palentino Guzmán, con ficha del primer equipo, pero mantiene sus señas de identidad, con mucha intensidad y ritmo.
Pero se vio sorprendido en el inicio por un Becerril cada vez más seguro de lo que hace. Míkel dio el primer aviso con un remate de cabeza que no encontró puerta por poco, tras gran cambio de juego de Conde y centro de Guti. A siguiente, al cajón, en una acción parecida. En esta ocasión Míkel sí vio puerta, rechazó el portero leonés, para remachar Pablo (sin duda, el fichaje estrella de esta temporada, por calidad y rendimiento).
El Becerril, aparte de compromiso y orden, también tiene jugadores de calidad. El que más, posiblemente, sea Conde, al que las lesiones le han impedido rendir a su mejor nivel. Pero sigue sacando magia de la chistera, como en el segundo gol local, con un toque sutil, dándole un efecto diabólico al balón.
La Cultu B no se rindió. Es la rebeldía de la juventud. Pudo acortar distancias en un disparo que estuvo cerca de romper el larguero. El partido estaba siendo divertido, entretenido.
La segunda mitad ya no fue tanto de ida y vuelta. El Bece reposó esperando atrás, durmió el partido. Hay que economizar energías, que el miércoles hay liga entre semana, precisamente en la cancha del causante de esta situación y sinsentido, el Laguna, teniéndose que jugar en horario laboral en una liga amateur con jugadores estudiando o trabajando.