Xabier Martín y Pedro Martín, que tanto monta, han sido los últimos en sumarse a una oferta gastronómica en la que la ciudad, especialmente en la zona centro y ahora cerca de ella, ha vuelto a cobrar vida tras los tiempos duros de la pandemia, que acarrearon la clausura de varias negocios. En plena crisis sanitaria y económica en un sector muy tocado entonces, falleció de forma repentina Edurne, propietaria y jefa de cocina del restaurante Casado, situado en la avenida de Brasilia. Sin ella ni relevo generacional por parte de sus hijos, no quedó otra que bajar la persiana. Ahora, desde hace una semana, ha iniciado una nueva e ilusionante etapa. Lo ha hecho de la mano de dos veteranos de la hostelería, actuales propietarios de la cerveceria San José, en la calle de Pintor Oliva, que, con aires renovados y un producto de cercanía, pretenden pisar fuerte en un amplio y modernizado local que dispone de 130 plazas para comensales en el interior y otras 40 en el amplio espacio situado junto a una barra en la que caben todo tipo de tortillas y pinchos.
«El negocio ha estado mucho tiempo cerrado y confiamos de lleno es sus posibilidades al tratarse de un restaurante que desde sus inicios siempre ha trabajado bien. Hemos decidido abrirlo otra vez dándole un cambio de aire, ya que quien lo conozca puede ver que no tiene que ver con lo que existía antes. Afrontamos este nuevo reto con mucha ilusión», explica Xavier Martín, su jefe de cocina.
El hostelero, de origen vasco ynació en Palencia -ausente de ella 35 años para estar al frente de los fogones de varios reputados restaurantes de Madrid capital, Pozuelo de Alarcón y Galapagar- no tiene reparos a la hora de emprender junto a su socio Pedro una nueva aventura hostelera. Bajo la marca comercial de cervecería San José, abren su nuevo establecimiento en la avenida de Brasilia tras adquirir otro negocio con el mismo nombre -en la calle pintor Oliva, junto a la iglesia de San José- a su anterior propietario, Salva, otro de los clásicos de la hostelería local.
Aires hosteleros renovados - Foto: Óscar Navarro«Creamos de forma directa entre los dos locales 16 empleos, ocho de ellos en el nuevo. Pedro y yo nos complementamos muy bien desde hace tiempos y nos iremos de vacaciones en mayo.....de mayorcitos», explica con sorna el hostelero y principal responsable del devenir de la cervecería San José, con mando en plaza en los fogones.
«Obviamente hay que hacer un gran esfuerzo económico y es mucho trabajo el que se desarrolla. Los resultados se verán más adelante, no inicialmente. Ahora toca empujar y empujar y, sobre todo, trabajar,. Damos empleo a otras personas y hay que intentar que Palencia no se venga abajo aportando un poco más de aire, que es lo que necesita. Cuando se montan buenos negocios con buenos profesionales, siempre van bien y funcionan. Los que se montan por parte de cualquiera que no sabe del oficio, son los que fracasan. Ni más ni menos», espeta Xabier Martín.
local renovado. A pie de obra en el día a día como su socio Pedro, no oculta que la inversión en el restaurante ha sido alta y que se trata de ofrecer un servicio que, ya en los primeros días, ha logrado llenos en el comedor. «A las 7 de la mañana abrimos la cafetería con un gran surtido de pinchos y tortillas. Luego ofrecemos un menú diario e inicialmente lo tenemos en 15 euros. También disponemos de una gran variedad de raciones y los fines de semana contamos con la oferta de un menú especial de 22 euros, además de platos propios y especialidad de la carta», desgrana.
Como palentinos, Xabier y Pedro, creen a a pie juntillas en el producto de cercanía. «Intentamos que todo proceda de esta tierra. Gastamos solamente la carne de Cervera y lo que es próximo y forma parte de nuestros platos. No traemos nada de fuera, ni de lejos. Hacemos el gasto aquí, en la casa, y mantenemos una total conexión con nuestra provincia», aseguran.
Para finalizar, Xabier Martín deja un mensaje claro para quien inicie una actividad hostelera. «El quien quiera trabajar en esto debe poner mucho empeño. No debe mirar nunca un resultado inmediato porque la rentabilidad se ve después de uno, dos o tres años. Eso sí, hay que echarle mucha dedicación y muchas horas. Y, especialmente, tener mucho cariño a este trabajo. Mucho», concluye.