Las nuevas formas de concebir la sociedad en las próximas décadas pasan por un cambio sin precedentes en lo que al consumo energético se refiere. Nunca antes había existido una sensibilización tan importante de cuidar el medio ambiente y de invertir miles de millones de euros para mejorar la sostenibilidad.
En este contexto, el ahorro de energía y la reducción del consumo, así como la implantación de fuentes cada vez más limpias son cruciales para alcanzar los objetivos establecidos por la UE en cuanto a transición ecológica y descarbonización.
El camino hacia la independencia energética de empresas y países está definido y dotado de un gran presupuesto en los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU (ODS) que buscan aumentar la eficiencia y la competitividad de la economía.
En este escenario, España es uno de los países más destacados en esta carrera por la sostenibilidad en el que las empresas prevén ejecutar mejoras a corto plazo en cuanto a eficiencia energética. De hecho, el 98% del tejido productivo está invirtiendo, o bien lo tienen previsto, hacerlo en este tipo de proyectos.
A las ingentes inversiones que se están realizando para adaptarse a esta nueva normativa hay que añadir la gran cantidad de profesionales cualificados que se están ya incorporando para desarrollar los retos que los países más desarrollados se han marcado, entre ellos España, que cuenta con multinacionales punteras que ejercen este liderazgo como, por ejemplo, Iberdrola, Endesa y Naturgy, que están dedicando partidas multimillonarias en esta materia para lograr un ahorro de costes, consolidar su compromiso social y potenciar su reputación.
En este sentido, los responsables de recursos humanos defienden que la transición energética traerá consigo miles de nuevos empleos. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que hasta 2030 se crearán más de 30 millones de colocaciones a nivel mundial.
En el ámbito nacional, la industria sostenible en España da trabajo actualmente a medio millón de personas que representan el 2,5% de la ocupación total, con unas previsiones que ya hablan de triplicar esta cifra hasta los 1,7 millones de puestos de trabajo hasta 2030.
Por su parte, si nos fijamos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, se prevé un aumento de la contratación de empleo ecológico de entre 253.000 y 348.000 profesionales cada año.
Los expertos sostienen que el ahorro energético llevan ya un tiempo generando miles de ocupaciones de profesionales cualificados que están logrando importantes avances en la actual normativa energética, que se suma a una creciente conciencia medioambiental. Se estima que con políticas de eficiencia se puede reducir el consumo energético hasta un 37%, según los cálculos publicados por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
La transición no solo implica la creación de empleo, también hace referencia a la formación para hacer frente a las nuevas necesidades y oportunidades laborales futuras.
Certificados
Los requisitos medioambientales que exige el Ministerio de Energía son cada vez mayores para cuestiones como, por ejemplo, alquilar una vivienda o las garantías en materia energética de las nuevas residencias o en las propias empresas y hace imprescindible contar con técnicos autorizados.
Las soluciones que se plantean requieren del conocimiento y la capacidad de integración y optimización de tecnologías variadas que van desde la elección de los materiales, y los cálculos hasta la compraventa de energía y esquemas de financiación.
Los profesionales en eficiencia energética van a precisar, además, tener formación en fuentes renovables, en sistemas de gestión y almacenamiento de energía, movilidad, mercados y modelos financieros.
En definitiva, trabajadores con conocimientos técnicos, habilidades de análisis, implementación de innovación, cumplimiento de normativas, comunicación y, finalmente, capacidad de liderazgo.