Tulius Vicévertus es el gurú del pensamiento positivo al que Julio César acude desesperadamente para subir el ánimo de las tropas romanas. Pero los preceptos de este nuevo personaje manipulador de la escuela del Lirio Blanco ponen también patas arriba el día a día de la aldea de Astérix y Obélix.
El Lirio Blanco (Editorial Salvat), el cuadragésimo de la saga que iniciaron en 1961 los ya fallecidos Albert Uderzo y René Goscinny y que ahora retoman el dibujante Didier Conrad y el guionista Fabcaro, se acaba de publicar en 20 lenguas, entre ellas el español.
Dos años más tarde de la publicación del último cómic de la serie, Astérix tras las huellas del Grifo (2021), El Lirio Blanco se posiciona como una crítica a los falaces consejos de autoayuda que en la actualidad inundan las redes sociales y las librerías.
Fabcaro, que ha sustituido temporalmente a Jean-Yves Ferri como guionista, habló en la presentación de la dificultad de crear un nuevo personaje, Vicévertus, «un malvado que se basa en artimañas de seducción, manipulación y control».
Estas astucias se plasman, por ejemplo, en la elaboración de aforismos que pretenden ser unas grandes verdades, pero que en realidad rozan «lo absurdo».
El gurú de la inventada corriente de El Lirio Blanco (una flor real usada desde la antigüedad que encierra una serie de beneficios terapéuticos y que la mitología griega veía como mensajera de buenas noticias) logra, de hecho, elevar la moral de las tropas romanas que asedian, sin ningún éxito, la indómita aldea del guerrero Astérix.
Y de paso revoluciona, en el mal sentido, la cotidianidad de la cohesionada aldea gala, incitando, por ejemplo, a una crisis de pareja entre Abraracourcix, el líder del poblado, y su esposa, Bonemine, con consecuencias imprevisibles.
«A partir de esa crisis, las ideas de Vicévertus crean un lío monumental en la aldea», agregó Fabcaro. El orondo Obélix, levantador de menhires, cazador de jabalíes y de romanos, también cae bajo el influjo del gurú romano.
Didier Conrad, el relevo natural de Uderzo, describió la dificultad de encajar un nuevo protagonista dentro de la saga, especialmente en una portada, en la que salen tanto Vicévertus como Astérix.
«Había un problema de altura entre los dos y luego, Sylvie Uderzo (hija del mítico dibujante) dijo que la portada estaba muy cargada», comentó entre risas Conrad, quien reside en Texas (EEUU) y tuvo que trabajar codo a codo, aunque a miles de kilómetros de distancia, con Fabcaro, radicado en el sur de Francia.
«Astérix está muy en forma, yo diría que nunca estuvo tan en forma», contó Magnac, «contenta» de que la historia de los irreductibles galos cautive también a las generaciones más jóvenes.
Carisma y seductor
«El nuevo dibujo es un personaje que tiene mucho carisma, siempre seductor. Tiene un lado de dar lecciones y consejos, como haz lo que yo digo y no lo que yo hago. Hacía falta un hombre apuesto y con aura intelectual y, para dibujarlo, le sugerí a Didier (Conrad), que primero había hecho un personaje más joven, que se inspirara en Dominique de Villepin y Bernard-Henri Lévy», señaló Fabcaro.
Además, los creadores que tomaron el relevo de Goscinny y Uderzo han querido remarcar que su personaje «acentúa sus frases con aforismos a veces oscuros». Ejemplo de estos pequeños refranes que prometen ser uno de los resortes cómicos del álbum de 48 páginas es «Qué más da estar delante si el alma se queda atrás».
El ambiguo Vicevertus no sólo causará víctimas en las guarniciones. Su llegada al pueblo trastornará por completo la tranquila vida de los galos y todos los habitantes caerán bajo su hechizo, salvo Astérix, Obélix y Panoramix, quienes desconfían, y el jefe Abraracourcix, cuya esposa se enamora del charlatán.
El Lirio Blanco tendrá una tirada inicial de cinco millones de ejemplares en todo el mundo, que además lanzará traducciones a tres nuevos idiomas (Dinamarca, México, Grecia). En España, México y Colombia se ha lanzado a la vez esta semana. Argentina tendrá que esperar al próximo año.