Más que una simple compañía de teatro, Producciones Yllana es una gestora de cultura. Sus más de 30 años de trayectoria han servido a la entidad para, además de llevar a escena miles de representaciones a lo largo de 48 países, asesorar a otras compañías, dirigir escuelas de interpretación y gestionar su propio espacio: el Teatro Alfil.
David Ottone, actual director artístico, fue uno de los cinco fundadores de Yllana en 1991. Mañana sus ideas se plasmarán sobre las tablas del Teatro Principal gracias a la representación de Trash!, la segunda cita del ciclo Primavera Cultural.Esta obra busca mostrar al público el abanico de posibilidades que tienen los objetos reciclables, en un show impregnado del humor y el estilo que caracteriza a la compañía.
Lleva más de 30 años al frente de la dirección artística de Yllana. ¿No se le acaban las ideas?
Gracias a la vida tenemos una imaginación importante. Somos un equipo creativo con muchos recursos. Acabamos de terminar un espectáculo sobre la guerra, que se llama War Baby, y ya estamos preparando el siguiente. Tenemos en mente los que vamos a hacer hasta 2027. El mundo que nos rodea está permanentemente cambiando y ofreciendo nuevas ideas.
Giran con varios espectáculos a la vez
Tenemos dos compañías permanentemente en gira y luego coproducimos muchos shows. Somos una empresa con varias ramificaciones.
¿Se consideran referentes de las producciones teatrales?
Una cosa que nos hace diferentes respecto al resto de producciones es que gran parte de nuestro estilo artístico es la comedia gestual, en la que la palabra apenas se utiliza. Eso nos ha permitido viajar por todo el mundo.
Como empresa, somos una de teatro independiente, con una trayectoria larga, premios y reputación, así que, probablemente, sí podríamos ser un referente.
Se dice que es más difícil hacer reír que llorar. Como manifiesta, ustedes hacen lo primero sin necesidad de usar el lenguaje, lo que lo convierte en una tarea más difícil
Esto viene de una larga tradición que aparece con los primeros teatros. Los bufones y juglares han estado haciendo este tipo de lenguaje muchísimo tiempo. También hay referencias del siglo pasado, como Charles Chaplin o Buster Keaton en el cine mudo. Hay tantos que, más que algo nuevo, es lo más viejo y primitivo.
En la Edad Media había compañías que viajaban por toda Europa usando el grammelot. Nosotros, de alguna manera, tenemos una parte de eso. No es que sea sencillo, pero, como cualquier arte, si tú le dedicas 33 años de tu vida, encuentras una serie de códigos y estilos que te permiten generar las ideas.
Independientemente de que se trate de un drama o una comedia, algo a nivel profesional debe hacerse bien. Es mucha práctica y una parte vocacional.
¿Qué ha cambiado desde que comenzó la compañía?
No hemos notado que se haga un nuevo estilo, sino que se sigue haciendo el teatro que se hacía antes.
Se han modificado las estructuras de producción, las multiprogramaciones, se hacen menos temporadas, hay más espacios... Lo que ha cambiado ha sido la parte empresarial, de distribución, pero la esencia del artista sigue como siempre.
Ha dirigido más de 20 obras. ¿Alguna es especial para usted?
¡Muu!, que fue nuestro primer espectáculo, y gira en torno al mundo de los toros. Ganó un premio en Francia y fue el que nos abrió las puertas internacionales.
666, que hicimos en 1998, trataba sobre la pena de muerte y nos permitió ir a Broadway. A otros espectáculos, como The opera locos, con el que hemos hecho temporada en Londres, les tenemos mucho cariño por todo lo que han dado a nuestra compañía.
Han actuado en casi 50 países. ¿Con qué público ha sido más difícil conectar?
En Japón el público es más tímido a la hora de expresar la risa, aunque luego termina con un gran aplauso. Pueden ser códigos culturales. En general, nuestros espectáculos suelen ser bien acogidos.
Cuando vas a ver comedia tienes que venir predispuesto a ello. Ahora que en España tenemos cierto prestigio, la gente viene con muchas ganas de disfrutar; pero, cuando vas a un país en el que no te conocen, tienes que convencer al público desde el principio, y tus códigos deben ir entrando progresivamente.
Su compañía llega a Palencia este jueves para representar Thrash!, obra que incide en la idea del reciclaje. ¿Busca solamente entretener o persigue una finalidad educativa en esta temática?
Es un espectáculo que está pensado para el disfrute, aunque tiene varias capas: una parte musical, una comedia que acompaña con unos personajes que generan gags y una capa más fina, pero que sobrevuela el espectáculo, que es el la que trata el mundo del reciclaje.
No es que pretendamos adoctrinar, sino que el tema de cómo dar uso a cosas que parecen estar perdidas está presente todo el tiempo. No obstante, la obra busca principalmente hacer disfrutar al público.
Llevan ya tres años con esta obra. ¿Cómo es el feedback que reciben?
Hay una energía brutal, con el público puesto en pie bailando con los artistas. La respuesta está siendo escandalosamente buena.
Además de representar obras, asesoran a otros artistas, gestionan escuelas de interpretación y tienen su propio espacio: el Teatro Alfil. ¿Son algo más que una compañía?
Somos un sello creativo. Cinco socios que arrancaron en esto hace 33 años y han generado un movimiento y una plataforma. No nos gusta poner todos los huevos en la misma cesta. Estamos atentos para seguir creciendo.
Tenemos un número importante de personas trabajando con nosotros y eso es lo que tenemos que seguir manteniendo.