La iglesia de San Pedro de Frómista reabrió ayer sus puertas tras una profunda renovación de su espacio expositivo gracias a la estrecha y continua colaboración entre la diócesis y la Fundación Las Edades del Hombre. Un templo que renace para el gran público como un «dinamizador» del medio rural a través del arte sacro y de la cultura, a la que vez que se «da visibilidad» al Camino de Santiago a su paso por la provincia.
En el interior del templo se alberga un importante número de obras artísticas de carácter religioso procedentes de distintos templos de la localidad y de otras poblaciones cercanas, con autores de la talla de Alejo de Vahía, Juan de Valmaseda y Juan Ortiz Fernández.
Pero no solo de escultura bebe este remodelado espacio, sino que también exhibe para el disfrute del turista objetos litúrgicos (entre los que destacan una estola y una patena atribuidas al Milagro de Frómista), vestimentas y orfebrería utilizada en los sacramentos, que se ha agrupado según su funcionalidad.
Aestos atractivos se suma la «joya» de San Pedro, que no es otra que el antiguo y monumental retablo de la iglesia de Santa María del Castillo, que constituye «uno de los conjuntos más sobresalientes de la pintura gótica hispanoflamenca castellana», destacó durante su intervención el secretario de fundación, José Enrique Martín,
El recorrido permite un acercamiento a la iglesia y a la figura del apóstol Santiago, que tiene en el pueblo uno de sus enclaves más destacados, y a personajes como San Telmo, que nació en esta misma localidad.
«Las piezas expuestas en San Pedro recogen la espiritualidad de un pueblo que tenía en la parroquia un soporte esencial de su vida», destacan los promotores de la muestra. Su variado componente estético posibilita, además, la comprensión de la evolución de las formas artísticas, fundamentalmente de los periodos gótico, renacentista y barroco.
«Esta estrategia de mirar hacia los pueblos está en la misma línea que el Museo Territorial Campos del Renacimiento, que se ha convertido en un referente a nivel nacional», insistió Martín, quien explicó que se ha dado «un sentido catequético» a los fondos conservados en el interior de la iglesia terracampina, que igualmente estrena imagen gráfica: unas llaves que abren al turista las puertas del cielo. Un relato, subrayó, «que recoge la identidad religiosa y cultural del lugar» y se constituye como un «repaso por la historia de Frómista».
CUATRO BLOQUES
«Inauguramos hoy un sueño», resumió el párroco, Juan Carlos Martínez, quien estuvo arropado por el obispo, Mikel Garciandía; y por el delegado diocesano de Patrimonio Artístico, José Luis Calvo. Este sueño se vertebra en torno a cuatro grandes bloques, uno de ellos específico para el retablo de la iglesia de Santa María del Castillo anteriormente descrito.
El primero es La Iglesia, en el que se pone el acento en la religiosidad de las gentes de esta tierra. Del florecimiento de la vida parroquial se han conservado numerosos testimonios como representaciones de Cristo, los apóstoles o los mártires, así como varias cruces procesionales. Además, una serie de documentos de los siglos XV, XVI y XVII, reflejan la importancia de la comunidad cristiana.
El segundo es El Camino de Santiago, pues el apóstol y la ruta jacobea «constituyen elementos indisolubles a Frómista, uno de los núcleos principales del itinerario espiritual. Aquí también se hace referencia a San Antonio Abad o San Roque. Historia de la Salvación completa el listado. Destacan, en el marco del mismo, la Virgen María, La Pasión de Cristo, el Milagro de Frómista o la pila bautismal.