A falta de la respuesta de la presidenta electa de México, Claudia Scheinbaum, a la decisión del Gobierno de no enviar ninguna representación a su toma de posesión después de que no haya girado su invitación a Felipe VI, puede vaticinarse que nada va a cambiar en las relaciones entre los dos países: las relaciones diplomáticas entre los dos países seguirán en "pausa", porque así lo ha manifestado en otras ocasiones en tanto España no pida perdón por la Conquista de México como requirió el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en una carta remitida al rey que quedó sin respuesta.
La pausa diplomática es un concepto sin ninguna virtualidad jurídica y de escasos efectos prácticos por cuánto las relaciones políticas, económicas y comerciales entre España y México se mantiene en los niveles previos a su declaración. El ejemplo es la reunión de ministros de Exteriores de España, Colombia y México para hablar de la situación de Venezuela, que ha tenido lugar en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU. Es decir, que José Manuel Albares se ha reunido con sus homólogos de dos países con los que se ha querido crear un conflicto diplomático inexistente. En el caso de Colombia derivado del supuesto plantón del rey a la espada de Simón Bolívar que Gustavo Petro hizo llevar, fuera de protocolo, a su toma de posesión, aunque no hizo ni más ni menos que lo que otros mandatarios iberoamericanos a la entrada y salida -permanecer sentado y levantarse- de un símbolo que no es de los oficiales de Colombia, y al que distintas interpretaciones le dan más valor como símbolo antioligárquico -la espada fue robada por la guerrilla del M-19 a la que perteneció Petro- que como símbolo anticolonial.
En cuanto a la petición de perdón por la Conquista parece mayoritaria la posición de los historiadores que señalan que no se puede hacer 'presentismo' y juzgar los hechos del pasado a la luz de las circunstancias y los valores actuales, además de que ningún otro imperio colonizador dispuso de unas leyes tan favorables y de reconocimiento de los derechos de los indígenas como el español, desde poco después del Descubrimiento de América. Aunque ahí está la leyenda negra que contra que hace muy difícil argumentar cuando se toman partes por el todo. Y tampoco están claras cuáles son las consecuencias que AMLO quiere extraer de la pretendida petición de perdón de España, más allá del desagravio histórico.
La decisión de no enviar representación a la toma de posesión de Claudia Scheinbaum, que va a ser la primera mujer que presidirá el país norteamericano, demuestra que el Gobierno no están dispuesto a dejar pasar un agravio al jefe del Estado que, desde su etapa de Príncipe de Asturias, ha asistido prácticamente a todas la tomas de posesión de los mandatarios de los países iberoamericanos, en algunos casos sin el acompañamiento de "ministro de jornada", lo que ha sido utilizado por la oposición conservadora para sembrar dudas sobre la defensa de la Corona por parte de Pedro Sánchez, a pesar de que el PSOE ha formado parte del dique de contención contra todos los embates hacia la monarquía que parten de los partidos republicanos e independentistas. De ahí la reacción de estos partidos, que consideran que nuestro país tendría que estar presente, en cualquier caso, en la toma de posesión de una mandataria "progresista y feminista".