Fernando Martín Aduriz

Dirección única

Fernando Martín Aduriz


Hasta las bisagras

13/11/2023

El aventurero palentino Jose Mijares publica una reflexión desde Honningsvag, donde labora y vive. Al parecer, las cabañas noruegas son gestionadas por una organización de turismo, quien cuenta con un número enorme de socios, más de 300.000 en todo el país, que pueden pernoctar en estas más de 550 cabañas. Son cabañas cuidadas con esmero por los usuarios, que incluso acuden en masa a pintarlas, afanándose en mantenerlas perfectas para que otros las usen. Como anécdota, Mijares relata que no es raro hallar a alguien arreglando un mueble. Se puede adquirir una llave única para todas las cabañas, se requiere registrarse, pago online o Bizum (allí Vipps), y en ellas se encuentra leña, café, edredones limpios, electricidad por placas solares, instrumentos musicales, sacos de dormir a estrenar… una balda de libros. Este relato de Mijares resulta admirable para quienes amamos la Naturaleza y creemos en los valores de la palabra frente a la píldora, de la educación frente al conductismo americano, del respeto por el patrimonio, creado por los de ayer, mantenido por los de hoy, y pensado para los de mañana. Pero faltaba la extrapolación de ese trato de lo colectivo a nuestro entorno. Y Mijares lo expresó finalmente: «Cuando viajo con amigos españoles no falta quien diga que en España se habrían llevado hasta las bisagras». Muy tristemente sabemos que es verdad, que lo que es de todos aquí se convierte en 'no es de nadie'. No hay aún una cultura del cuidado de lo que pertenece a todos, y no hablemos de mejorarlo tal y como hacen esos noruegos con sus cabañas. Mijares propone para conseguirlo dos cosas: respeto y educación. Mi idea es que la picaresca española reflejada en la novela desde el siglo XVI pervive entre nosotros, y si hace fortuna es porque existe un reconocimiento generalizado en las virtudes humorísticas del listillo, del pícaro, del buscón, del que narra cómo ha conseguido colarse, copiar, llevarse algo a casa, hacer un gran negocio a costa de algún pardillo. Estamos tan embadurnados de ese perfume que sólo nos resta admirar relatos como el de Jose Mijares, soñando que en algún momento una generación de jóvenes decididos se rebele y ponga fin, usando las armas de la inteligencia, a esa cultura graciosilla de la picaresca española.