Año 1888, Palencia, Instituto Superior Jorge Manrique, una alumna de -sobresalientes y notables- ha concluido su bachillerato. Logra, además, una Mención de Honor en Lengua Castellana y otra en Francés. Nació el 26 de mayo de 1872 en Palencia. Se llama Trinidad Arroyo Villaverde. Quiere ir a la Universidad. En su mente, ronda el deseo de estudiar una carrera universitaria. Inteligencia no le falta y decisión tampoco. Pero sabe que, en su tiempo, lograr su anhelo es una utopía al alcance de pocas mujeres. El machismo triunfaba. Hoy, también, aunque más disimulado. Le gustan: Derecho, Medicina y Farmacia. Piensa: ¿Derecho? ¿Quién se pondrá en sus manos? Seguro que cualquier hombre le quitaría el pleito. Tampoco estaría mal estudiar Farmacia, pero ¿no haría únicamente lo que el médico ordenase? ¿Dar los medicamentos que él decidiese? ¿Podría, con una farmacia, demostrar la valía personal y científica una mujer? Opina: no. Y se decide por Medicina.
No será fácil. Una nueva Ley está en su contra: Real Orden 16, marzo, 1882. Pero, hubo suerte, su hermano Benito, dos años menor, será su aliado. Nuestra palentina, anticipada a su tiempo, lucha por el derecho a recibir educación en igualdad de oportunidades. No fue la primera alumna en Valladolid. Se había licenciado en Medicina María Luisa Domingo García en el año 1857. Su hermano le presenta a quien se convirtió en su esposo, y admirador de sus sabias decisiones. Ambos se deciden por oftalmología. Su primera operación: a una religiosa. Marchan a Madrid. Trabajan sin descanso, la fama les llega pronto.
Agradezco a Jesús Coria Colino, director del instituto, su amor a la Cultura. Hombre culto, programó infinidad de conferencias, exposiciones, visitas para conocer las maravillas que encierra este Instituto. Por allí pasaron historiadores y ¡cómo no! poetas como mi marido Marcelino García Velasco. Estaba yo matriculada en la UNED en psicología y, con mi carnet, investigué, mes de julio, Coruña, en la Biblioteca Durán Loriga. Escribí un artículo publicado en la Tello Téllez y, en Cadena SER, hicimos con Ascensión Megino y May Chaparro una dramatización sobre su vida. Y así, poco a poco, Trinidad quedó como un grato recuerdo en mi vida. Lean, hay mucho que aprender.