Años 60. Enero. Tren burra. Los ilustrados pueden denominarlo Compañía de Ferrocarriles Secundarios de Castilla. Estación de Palencia. Los viajes hasta Cuenca de Campos daban para muchas novelas, una por viaje. Arrancaba, dejaba atrás la estación y minutos después, tras pasar el río, comenzaba la que algunos llaman la cuesta de La Treinta. La pendiente, muy tenue, fue un viacrucis para la máquina de vapor, quien, de haber tenido alma, capacidad de raciocinio o lo que fuera, se hubiera encomendado a toda la corte celestial porque no daba de sí. Ni a 20 kilómetros por hora. Luego, con Villamartín en lontananza, dejaba de sufrir. Y eso lo de la máquina porque lo de los pasajeros era diferente. 8 vagones de carga y 2 de pasajeros en cola, uno marrón y otro verde, donde íbamos nosotros aunque tampoco hubiéramos desentonado en los de los animales. Eso sí, nos daba tiempo a meditar.
¿El viaje? Qué decir… Era un placer. En invierno encendían una estufa situada sobre una chapa metálica (el suelo de los vagones era de madera) que daba calor y evitaba que nos sugestionáramos creyendo que nuestro compañero de viaje era el doctor Zhivago y que atravesábamos Siberia. El resto importa menos porque 45 kilómetros en tres horas no fue una plusmarca ferroviaria, máxime si en aquel tiempo los trenes de la línea Tokaido empezaban a circular a 210 kilómetros por hora.
Años 20 pero de este siglo. 2024. Estación de Valladolid. Avant, Ave y Media Distancia. Los viajes de Valladolid a Jerez y viceversa no han dado para novelas sino más bien para la concesión inmediata de la Medalla de Sufrimientos pero no por la Patria sino por Renfe. 12 horas largas de viaje, dos transbordos. Caos en Chamartín y Atocha… ¿Estado de los trenes? Para un aprobado. Por suerte, estaba impoluto el Avant de la serie 114 porque el Ave a Sevilla tenía los indicadores del revés y los aseos parecían las letrinas de Guarrindongos de Abajo, mientras que el Media Distancia de Sevilla a Jerez parecía un turismo con los amortiguadores rotos en el Rally de Montecarlo. Dice el ministro del ramo que estamos en la mejor época del ferrocarril. Bueno, otros pueden decir que su maqueta a escala H0 está igual de bien. Quien no se consuela es porque no quiere.