El pene es para muchas personas un gran desconocido. Hablar abiertamente sobre lo que realmente es normal en materia de salud sexual masculina, de los problemas que se pueden solucionar y los que no en cuestión de tamaño y erección, de lo que le pasará a este órgano a lo largo de los años o de cuál es la mejor manera de cuidarlo, no es siempre fácil o habitual. Por eso la uróloga Blanca Madurga llega al rescate y sin pelos en la lengua para que los hombres -y las mujeres también- puedan «dejar atrás creencias limitantes y asuman la importancia» que tiene la salud de los genitales masculinos.
Con este fin, Madurga se puso manos a la obra con lo que hoy es Todo lo que necesitas saber sobre el pene y nunca te atreviste a preguntar (Planeta) en el que aborda con cercanía y precisión -y avalada por sus 30 años de experiencia como especialista- los misterios que rodean al pene, los testículos y la próstata.
«Este libro ayudará tanto a los hombres que tengan algún tipo de problema como a aquellos que acudan a estas páginas completamente angustiados por preocupaciones infundadas», explica. Por ejemplo: ¿tengo el pene pequeño? Una pregunta clásica para la que Madurga tiene respuesta.
«La curiosidad por medir el tamaño del pene y darle significado nos viene de lejos. Ya en la Edad Media se relacionaba su tamaño con la virilidad y la fuerza del varón. Lo peor es que, siglos después, este argumento sigue vigente», especifica. Y aclara: «El pene se forma durante la gestación bajo influencias hormonales y continúa creciendo durante la pubertad.Estimar cuáles son las medidas normales supone un desafío para los andrólogos, porque depende de factores culturales y raciales, además de la forma de medición que se aplique».
Aclara esta experta que «solo se necesita un pene de seis centímetros en erección para conseguir una penetración satisfactoria» y que no hay cremas ni maniobras milagrosas para agrandarlo. «Los tratamientos low cost tienen las complicaciones más graves que puedas imaginar», explica.
La disfunción eréctil es un tema más habitual sobre el que poco a poco se han ido derribando tabúes que llevan a cada vez más hombres a la consulta del médico para poder solucionarlo desde diferentes frentes, pero ¿qué sucede cuando lo que se tiene es una erección durante horas? «Se llama priapismo y es una erección que se mantiene en el tiempo pese a no estar bajo la influencia de un estímulo sexual y que afecta a hombres de cualquier edad». La uróloga aconseja que cuando este estado se prolongue más de cuatro horas se acuda a urgencias para iniciar el tratamiento, ya que si no se consigue bajar en 24 o 48 horas la probabilidad de padecer una disfunción eréctil definitiva es muy alta.
Otro tema que puede suscitar interés y que se trata en el libro es la curvatura del pene. La doctora apunta que siempre tiene una ligera desviación que suele ser de unos 20 grados. Ahora bien, esta se convertirá en un problema cuando impida la penetración. «Las curvaturas del pene pueden ser congénitas o adquiridas. Las primeras se descubren ya en el niño y se intervienen para corregirlas cuando son pequeños. En adultos es otro cantar», explica.
También se refiere la doctora Madurga a los testículos y la piel que los contiene, el escroto, que, según apunta, «pueden dar la lata, y mucho». O puede darla solo el huevo izquierdo. A veces hay hombres que cuando hacen ejercicio o salen a correr acaban con molestias testiculares que son más intensas en la zona izquierda. Puede tratarse de un varicocele, una dilatación varicosa de las venas que salen de los testículos en su camino a oxigenar la sangre.
«Cuando estas se ponen gorditas se produce un estancamiento que puede ser molesto, pero no está demostrado eso que se dice de que puede elevar la temperatura de los testículos y deteriorar la calidad de los espermatozoides», aborda.
Envejecimiento
«Tu pene envejece contigo», explica muy categórica esta experta, que opina que es importante que los hombres sepan que su miembro también sufrirá achaques, igual que surgirán en los huesos y la movilidad o en el proceso de digestión.
Pone como ejemplo la etapa de los 30 a los 40 años, la mejor en cuanto a la sexualidad masculina en la que hay que entender que se pueden tener gatillazos o períodos de baja frecuencia sexual debido a las preocupaciones asociadas a la vida: hijos, hipoteca, convivencia... «Pero cuando se desinfle el suflé de las preocupaciones, todo vuelve a la normalidad», agrega. En la década posterior, la testosterona empieza a disminuir, aunque no con el ritmo «hachazo» que sufren las mujeres en la menospausia.
En el caso de los hombres, «solo cuando es demasiado notorio aparecen síntomas de disfunción eréctil y se aconseja tratar con un complemento de testosterona. «Es a partir los 60 cuando empieza la mal llamada andropausia. Aquí nos referimos simplemente al deterioro sexual y reproductor del varón como parte del envejecimiento normal de los hombres».