Recolectores de palabras

SPC
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Vecinos de Berlanga del Bierzo (León) recopilan términos usados en su pueblo para crear un diccionario sobre su vocabulario

El grupo de vecinos de la localidad de Berlanga (León), encabezados por Juan Carlos Alonso (D) - Foto: Ical

Cuando salíamos de nuestro pueblo nos dábamos cuenta de que había palabras que no entendíamos y a nosotros tampoco nos entendían». Ese fue el detonante de una iniciativa que comenzaron una decena de vecinos de Berlanga del Bierzo (León), quienes desde hace seis meses se afanan por recopilar términos que hace años se utilizan en su localidad y que fuera de allí apenas se conocen. Son vocablos del leonés occidental, que se habla en muchos lugares, pero, como en cualquier lengua, hay algunas que solo se usan aquí y que estos vecinos no quieren perder. Por eso se embarcaron en la aventura de hacer un diccionario para que todo el mundo pueda tener acceso a ellos y se pueda conservar la riqueza lingüística de la zona. 

«El río Cúa divide la 'fala'. Hacia el oeste se habla gallego y hacia el este se habla leonés occidental, concretamente el asturleonés más rico de los que existen, que se habla desde la cuenca asturiana del Narcea hasta Extremadura. Tiene diferentes hablas por zonas, como puede ser el 'patsuezu' en Laciana o el mirandés en Portugal, que es además la única lengua oficial de Portugal junto al portugués», explica Juan Carlos Alonso, uno de los investigadores que está realizando este trabajo. 

Esta lengua deriva del latín y en función de cada zona posee unas características propias. En este pueblo berciano se comparten muchos términos que se pueden escuchar en la zona de la Cabrera, Asturias o Sanabria, aunque con variaciones por la influencia del gallego y el castellano. «Nos dimos cuenta de que cuando salíamos a estudiar fuera la gente no nos entendía, especialmente cuando hablábamos de pájaros» dice Alonso. Y es que en Berlanga no se habla de mirlos o gorriones. Y los pájaros carpinteros tienen su propio nombre. Al grande, que suele ser de color verde, se le conoce como 'picarranchón' y al pequeño, de color rojo, como 'rincho'. 

Estos 'recolectores de palabras' se basan principalmente en su memoria, en aquellos términos que han usado desde niños. Pero también echan mano de ancianos del lugar, que atesoran ese rico vocabulario que no quieren perder.»Recogemos lenguaje y toponimia. Nos está ayudando una persona de 80 años que recuerda todos los nombres de todas las zonas del pueblo y queremos plasmarlo en un mapa para que tampoco se pierdan», explica Alonso, quien desvela que ya cuentan con 1.200 palabras y un trabajo avanzado en la toponimia. «Nos ayudamos del diccionario de la Real Academia Española, el diccionario de la Llingua Asturiana y el de la Llingua Leonesa. Es un trabajo bastante tedioso porque hay que revisar palabra por palabra y luego comprobar si se escribe igual o no y si significan lo mismo». 

El grupo cuenta con un profesor de latín, doctor en Lenguas Clásicas, que se encarga de la revisión lingüística porque hay términos que en castellano se escriben igual pero los significados son completamente distintos. «Proceden de la misma raíz, pero en una lengua se escriben con 'b' y en la otra con 'v' o llevan doble 'l' o 'y'», matiza Alonso.