La monumentalidad del trabajo de Ai Weiwei embriaga al espectador que se sumerge en el mundo que el creador y activista chino propone en 'Don Quixote', una de las exposiciones más ambiciosas y colosales de toda su trayectoria, que ayer presentó oficialmente en el Musac de León, donde hoy abrirá sus puertas al público y donde permanecerá hasta el 18 de mayo de 2025. A lo largo de 1.700 metros cuadrados del recinto, el pensador despliega 42 piezas (muchas de ellas de gran formato, y exhibidas por primera vez en Europa) con las que recorre sus trabajos más impactantes de los últimos veinte años e invita a reflexionar sobre las derivas y las sombras que atenazan al mundo contemporáneo.
La exposición reúne por primera vez una amplia muestra del trabajo que Weiwei ha realizado con bloques de ladrillo de juguete (Lego) desde 2007, con 19 de las alrededor de sesenta creaciones a las que ha dado forma en los últimos 17 años, dos de las cuales han sido creadas ex profeso para la exposición: una recreación del lienzo de Goya sobre los fusilamientos del 3 de mayo de 1808 en Madrid y otra del dibujo que Picasso realizó en 1955 de Quijote y Sancho Panza. Esta última, según explicó el director del Musac, Álvaro Rodríguez Fominaya, ha sido donada por el artista en una edición limitada de cien ejemplares que "contribuirá a la financiación de la muestra y del propio museo".
No es baladí la elección de esa veintena de creaciones a partir de piezas de Lego como hilo conductor de la exposición, pues el visitante, como espectador, no puede dejar de sentirse como una más de las millones de piezas que configuran esas obras, dentro de la inmensa globalidad del pixelado mundo en el que vivimos. El mensaje de Weiwei es claro, y así se lo trasladó a los medios en el encuentro que hoy mantuvo en León, al ser preguntado sobre si ante situaciones como la masacre en Gaza, la victoria de Trump en las presidenciales estadounidenses o la respuesta al desastre natural de la dana en Valencia considera que Occidente está dando la talla: "En realidad, la vida es un flujo de agua que no para, cambia constantemente y nunca se detiene. Los artistas tenemos que defender la libertad de expresión y los derechos humanos, no podemos permitirnos siquiera sentir decepción ante la situación, porque eso supondría una cierta intención de derivar responsabilidades a nuestros gobiernos, cuando en realidad la responsabilidad de todo cuanto está sucediendo es nuestra como sociedad. Todos los que formamos parte de esta sociedad somos responsables", sentenció.
El artista chino Ai Weiwei, junto a una de sus piezas en la exposición inaugurada en el Musac de León. - Foto: Eduardo Margareto (Ical)En el Musac, las piezas que conforman 'Don Quixote' brindan una inédita experiencia inmersiva en el mundo interior de uno de los pensadores más subversivos del último medio siglo, desde la recreación que hace con Legos en 'Surfing' de la inmensa y amenazadora ola de Hokusai, hasta 'Life Cycle', la colosal patera realizada en bambú de veinte metros de largo y poblada por todo tipo de criaturas, humanas y deshumanizadas, animales y demoniacas, Weiwei nos habla de la pérdida, nos pone frente al espejo del colapso al que nos enfrentamos, bajo el riesgo de ser aplastados por nosotros mismos, como sucede con 'Yuyi', otra instalación en bambú, esta vez una figura humana gigantesca, suspendida del techo, que amenaza con desplomarse y aplastar los atisbos de vida y de humanidad que emanan los niños que protagonizan el vídeo dedicado a la etnia Rohinyá, históricamente aplastada en el antiguo estado de Birmania.
Weiwei invita a la disidencia, a la rebelión, en otras instalaciones como 'German Combat Helmets', creada en los albores de la ocupación de Ucrania, y donde una pléyade de cascos de soldado aparecen en el suelo perfectamente alineados, con uno de ellos, en una esquina, dado la vuelta, cuestionando el orden establecido. Un mural inacabable cubre las paredes del Musac en 'Odyssey', donde recrea el eterno viaje del hombre contra sí mismo, a través de civilizaciones hoy extintas, luchando con demonios que no son sino representaciones de sí mismo. En otras piezas como 'Crystal Ball', construida sobre una embarcación de rescate desinflada, parece decirnos que no hay futuro con inmovilismo, mientras que piezas como la impresionante 'La Commedia Umana', que tardó más de cuatro años en ejecutar a partir de 2.000 piezas de cristal negro de Murano, congregan cerebros inertes, esqueletos y desechos en una gran lámpara de araña negra como el carbón, que no parece presagiar nada halagüeño para el futuro de la humanidad.
Un artista sin fronteras
El consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, junto a Weiwei en la inauguración de la exposición 'Don Quixote' en el Musac de León. - Foto: Peio García (Ical)El consejero de Cultura , Deporte y turismo de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, se refirió en declaraciones recogidas por Ical a Ai Weiwei como "un maestro" y "un artista sin fronteras", y señaló que la exposición inaugurada hoy es "un acontecimiento mundial" que aúna "dos virtudes que no suelen darse juntas: el talento y la audacia intelectual". "Este es uno de los proyectos más ambiciosos realizado por el artista hasta la fecha, y ha sido diseñado en exclusiva para el Musac", señaló.
Se detuvo Santonja en las conexiones de la muestra con 'El Quijote', "una de las obras maestras de la literatura universal, nuestra biblia laica", y reivindicó a Ai Qing, padre del artista, a quien definió como "un poeta sencillo pero intenso". "Esta exposición refleja muy bien lo que desde la Junta queremos que sea el Musac. Somos muy conscientes de lo que significa León: tradición y modernidad", concluyó.
Rodríguez Fominaya, por su parte, destacó que "este es uno de los proyectos más ambiciosos emprendidos por este museo en sus casi veinte años de historia". La muestra, "uno de los proyectos más importantes que ha realizado en su trayectoria", apuntó, es fruto de dos años de intenso trabajo. "Weiwei habla del arte de forma que podemos entenderlo como una narrativa, que conecta con el espectador porque nos cuenta historias con las que todos nos identificamos y reconocemos. Es un gran narrador de nuestro tiempo, un gran humanista, capaz de trabajar con distintos medios, soportes y géneros para poder decir lo que quiere decir en cada caso, a través del activismo, de obras de arte, cine o literatura".
En ese sentido, además de subrayar el "hito! Que suponen piezas como 'La Commedia Umana', se refirió a otra obra realizada expresamente para el Musac, '81 Questions', que reúne en uno de los muros del museo 81 preguntas que Weiwei lanzó a la inteligencia artificial, una por cada uno de los días que permaneció cautivo en su país natal, del calado de las siguientes: ¿Quién soy yo? ¿Te preocupas por la humanidad? O ¿Qué convierte a un gobierno en legítimo?
Libertad e instinto
Weiwei, por su parte, agradeció a las instituciones su apoyo a un espacio artístico como el Musac "en estos tiempos tan complejos". "Es un privilegio poder mostrar juntas estas obras y mostrar por primera vez en público algo de esta escala, en un edificio precioso como este, con una arquitectura perfecta para cobijar mis obras", señaló antes de recordar que conoció a Rodríguez Fominaya quince años atrás: "Cuando nos conocimos me dijo, quizá acabemos colaborando en el futuro, y ahora estamos aquí. Cuando me lo propuso no me pude negar", comentó con una sonrisa antes de decir que "es un placer haber podido congregar todo en esta ciudad en una muestra que se recordará cuando pasen los años".
Al preguntarle sobre qué consejo daría a los jóvenes que inicien su recorrido en el mundo del arte, Weiwei confesó que todavía se siente un joven él mismo. "Cuando me miro veo a un artista que pone todo su empeño y esfuerzo en lo que quiere hacer. Quizá a veces no consiga lo que me propongo, como Don quijote, pero de eso se trata. Cuando empecé nunca pensaba en si lo que perseguía era algo ridículo, debes seguir tus ideas, no hay que pensar en el resultado sino actuar según sus impulsos y seguir esforzándote", apuntó.
A colación de alguna de las piezas exhibidas, como 'Mona Lisa Smeared in cream in beige', los medios le preguntaron sobre su opinión respecto al activismo contra el cambio climático, vandalizando obras de arte, una reacción que el artista vinculó con "personas que tratan de llamar la atención", algo que "moralmente" tachó de "comprensible, porque es una forma de que se escuchen sus voces y de reaccionar ante la indiferencia de los medios a ciertas problemáticas". Sin embargo, subrayó que "no puedes demandar protección para nada destruyendo algo", ya que ese acto encierra en si mismo "una contradicción". "Ese tipo de acciones para mí no tienen sentido", valoró.
También fue cuestionado sobre su posicionamiento en procesos como el nacionalismo catalán, ante lo cual afirmó que "los temas políticos siempre son complicados". "Creo firmemente en el derecho de todos a expresarse como ellos quieran, sean catalanes o californianos, estén en gaza o en Ucrania. La gente tienen derecho a expresarse, aunque no haya una respuesta correcta ante sus demandas, pero es positivo que se produzca un debate político en una situación legal, porque no es posible obligar a las personas a que dejen de decir lo que piensan o de expresar sus derechos", remató.